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. Author manuscript; available in PMC: 2021 Aug 2.
Published in final edited form as: Gac Med Mex. 2020;156(4):298–305. doi: 10.24875/GMM.20000266

Symptoms of anxiety, depression and self-care behaviors during the COVID-19 pandemic in the general population

Síntomas de ansiedad, depresión y conductas de autocuidado durante la pandemia de COVID-19 en la población general

Oscar Galindo-Vázquez 1,*, Mónica Ramírez-Orozco 2, Rosario Costas-Muñiz 3, Luis A Mendoza-Contreras 1, Germán Calderillo-Ruíz 4, Abelardo Meneses-García 5
PMCID: PMC8327400  NIHMSID: NIHMS1724061  PMID: 32831341

Abstract

Introduction:

The COVID-19 pandemic can have important psychosocial consequences in the population.

Objective:

To determine the levels of anxiety, depression and self-care symptoms during the COVID-19 pandemic in the general population.

Method:

Online survey distributed over three weeks using a non-probability sampling. The PHQ-9 Patient Health Questionnaire, the GAD-7 Generalized Anxiety Disorder Scale and Visual analog scale for self-care behaviors were used. Between-group (anxiety and depression) descriptive and comparison analyses were carried out.

Results:

Out of 1508 included participants, 20.8% had symptoms of severe anxiety, while 27.5% showed symptoms of severe depression. Being a woman, being single, having no children, having medical comorbidities and a history of mental health care were risk factors for developing symptoms of anxiety and depression; 66 to 80 % of the population complied with self-care recommendations. A need for receiving mental health care was identified in our study population.

Conclusion:

A larger number of individuals with moderate to severe anxiety and depression symptoms were observed than in other pandemics. COVID-19 pandemic psychological effects are considered an emerging public health problem, and implementation of programs for their care is therefore recommended.

Keywords: Anxiety, COVID-19, Depression, Pandemic

Keywords: Ansiedad, COVID-19, Depresión, Pandemia

Introducción

La pandemia por COVID-19 ha traído no solo el riesgo de contagios y muertes por infección, sino también efectos psicológicos importantes.1 Se conoce que los factores psicológicos desempeñan un papel vital en el éxito de las estrategias de salud pública utilizadas para controlar epidemias y pandemias; así como en la comunicación de riesgos, vacunación y terapia antiviral, prácticas de higiene y distanciamiento social.24

Se ha reportado que las pandemias, como la del síndrome respiratorio agudo severo (SARS), son situaciones estresantes que amenazan la salud física y el bienestar psicológico, además de causar interrupciones en las funciones interpersonales y la percepción de que el contagio es relativamente incontrolable aun cuando se lleven a cabo medidas que reducen el riesgo (por ejemplo, usar mascarillas, evitar aglomeraciones).5

En los brotes virales, una persona con ansiedad grave puede malinterpretar dolores musculares benignos o tos como signos de infección, así como presentar comportamientos desadaptativos como lavarse las manos compulsivamente, retraimiento social y realizar compras de pánico, que pueden tener consecuencias negativas para el individuo y su comunidad. Por ejemplo, la sensación de urgencia por productos necesarios para la cuarentena puede llevar a gastar demasiado en el almacenamiento de recursos y perjudicar a la comunidad, la cual necesita dichos recursos para otros fines, incluida la atención médica.3 Por otra parte, las personas que se consideran con bajo riesgo de infección es poco probable que cambien su comportamiento y sigan las recomendaciones de distanciamiento social, con el consecuente impacto negativo en los esfuerzos por mitigar la propagación del virus.

En relación con los síntomas psicológicos reportados, en 21.3 % de 7143 estudiantes universitarios expuestos a COVID-19 se identificó ansiedad leve; en 2.7 %, ansiedad moderada y en 0.9 %, ansiedad grave. Vivir en áreas urbanas y con los padres fueron factores protectores contra la ansiedad. Tener familiares o conocidos infectados de COVID-19, situación económica inestable y retrasos en las actividades académicas se asociaron a mayor ansiedad (p < 0.001). El apoyo social se correlacionó negativamente con el nivel de ansiedad (p < 0.001).1

Después de un mes de recuperación, en 35 % de 180 sobrevivientes de SARS se identificaron síntomas de ansiedad y/o depresión moderados a graves o graves. Los trabajadores de la salud o quienes tenían familiares fallecidos por SARS fueron más propensos a desarrollar niveles altos de angustia.6

Al comparar a trabajadores de la salud hospitalarios (n = 82) durante el pico de la epidemia y personal del hospital que se recuperó de SARS (n = 97), se identificó que ambos grupos presentaron el mismo nivel de preocupación de infectar a otros (especialmente a los miembros de su familia). Los trabajadores tenían más miedo relacionado con la infección; en los sobrevivientes, el miedo relacionado con el SARS se correlacionó con síntomas de estrés postraumático; además, manifestaron preocupación por otros problemas de salud y la discriminación (p < 0.05).7 Las personas que han experimentado emergencias de salud pública tienen diversos grados de estrés, incluso después de que el evento ha terminado o se han recuperado y egresado del hospital.6,8

Teniendo en cuenta los límites de interacción social y las medidas de confinamiento, los servicios de salud mental han adoptado el uso de líneas directas, plataformas de aplicaciones móviles, internet y redes sociales para compartir estrategias para lidiar con el estrés,9 así como para evaluar el impacto psicosocial en la población expuesta. Por lo tanto, el objetivo de esta investigación fue determinar los niveles de síntomas de ansiedad y de depresión, así como conductas de autocuidado durante la pandemia de COVID-19 en población general.

Método

Se realizó un estudio no experimental, transversal,10 para el cual se realizó una encuesta en línea mediante un muestreo no probabilístico por conveniencia; se incluyeron 1508 participantes, hombres y mujeres de México y el extranjero. Como criterios de inclusión se consideró edad mínima de 12 años y saber leer y escribir. Los individuos con deterioro cognitivo que les impidiera contestar la encuesta fueron excluidos y fueron eliminados de la investigación quienes durante o después del llenado de la encuesta decidieron no continuar participando.

Se diseñó una cédula de identificación que incluía datos sociodemográficos y clínicos. Se emplearon los siguientes instrumentos de evaluación:

  • Cuestionario sobre la Salud del Paciente (PHQ-9). El PHQ-9 (Patient Health Questionnaire-9), desarrollado por Kroenke et al. en 2001,11 es una herramienta de tamizaje que evalúa la posible presencia de trastorno depresivo mayor y la gravedad de los síntomas de depresión. Su estructura es unidimensional, cuenta con nueve reactivos basados en los criterios del DSM IV TR (Statistical Manual of Mental Disorders, Fourth edition, Text Revision) y un alfa de Cronbach global de 0.89. Fue validado en la población mexicana,* con una consistencia interna de 0.86 y una varianza explicada de 47 %.1

  • Escala del Trastorno de Ansiedad Generalizada (GAD-7, Generalized Anxiety Disorder-7). Desarrollada por Spitzer et al. en 2006,12 se trata de una herramienta de tamizaje que evalúa la presencia de posible trastorno de ansiedad generalizada. Cuenta con una estructura unidimensional de siete reactivos basados en los criterios del DSM IV TR, que explican 63 % de la varianza y un alfa de Cronbach global de 0.92. Fue validada en población mexicana,* con una consistencia interna de 0.88 y una varianza explicada de 57.72 %.

  • Escala visual análoga de conductas de autocuidado. Las conductas se valoraron mediante una escala visual análoga de 10 puntos, en la que 0 significa “para nada sigo la recomendación” y 10, “sigo la recomendación todo el tiempo”, que especifican cómo los individuos realizaban las estrategias de autocuidado.

La recolección de la muestra se llevó a cabo del 26 de marzo al 12 de abril de 2020. Por medio electrónico se explicó a cada participante el objetivo de la investigación, procedimiento, confidencialidad de los datos, así como los posibles riesgos y beneficios. Todos los individuos participaron voluntariamente y concedieron su consentimiento por escrito. Los procedimientos de esta investigación cumplieron con las disposiciones de la Declaración de Helsinki respecto a la investigación en humanos.

Los datos se analizaron con SPSS versión 22.0. Se realizó análisis descriptivo de medidas de tendencia central y dispersión para ilustrar las características demográficas y clínicas, así como análisis univariado para identificar las diferencias entre las variables sociodemográficas y el nivel de los síntomas de ansiedad y depresión. La normalidad de las variables se determinó por medio de la prueba de bondad de ajuste de Kolmogorov-Smirnov (p < 0.001), con la que se observó una distribución no normal, por lo que se utilizaron medianas y las pruebas no paramétricas U de Mann-Whitney y de Kruskal-Wallis.13 Finalmente, se realizó análisis de correlación de Pearson. Se estableció un valor de p < 0.05 como significativo estadísticamente.

Resultados

Como se observa en la Tabla 1, la muestra total estuvo integrada por 1508 participantes, 1123 mujeres y 385 hombres, con edad promedio de 34 años; 61.3 % sin hijos, 50.8 % soltero, 55.2 % con licenciatura, 35.6 % se desempeñaba laboralmente como profesional y 24 % mencionó tener alguna enfermedad crónico-degenerativa.

Tabla 1.

Características de los individuos encuestados en relación a síntomas depresión y ansiedad ante la pandemia de COVID-19 (n = 1508)

Edad (años) X̄= 34.46, rango 18-82
n % n %
Sexo Escolaridad
 Mujer 1123 74.5  Educación básica 34 2.3
 Hombre 385 25.5  Bachillerato 209 13.9
País Licenciatura 833 55.2
 México 1421 94.2  Posgrado 406 26.9
 Otro 87 5.8  Otro 26 1.7
Estado civil Ocupación
 Soltero 817 54.2  Hogar 58 5.8
 Casado 397 26.3  Estudiante 256 25.6
 Viudo 17 1.1  Empleado 254 25.4
 Divorciado o separado 111 7.4  Desempleado 48 4.8
 Unión libre 157 10.4  Profesional 356 35.6
 Otro 9 0.6  Jubilado 27 2.7
Paternidad Residencia en México (n = 1426)
 Sí 583 38.7  Ciudad de México 688 42.8
 No 925 61.3  Estado de México 265 18.6
Comorbilidad médica (n = 417)  Otros estados 473 33.2
 Hipertensión 85 20.4  Enfermedad
 Diabetes 43 10.3  Sí 400 26.5
 Cáncer 29 7.0  No 1108 73.5
 Depresión 75 18  Seguro médico
 Ansiedad 116 27.8  Sí 1035 68.6
 Otra 196 47.0  No 473 31.4
Atención de salud mental previa
 Sí 929 61.6
 No 579 38.4

Se exploraron diferentes áreas comportamentales relacionadas con la contingencia y sus consecuencias psicosociales. La mayoría de los participantes (92 %) refirió que sí se realizaría la prueba para la detección de COVID-19, en tanto que 90 % no contaba en ese momento con algún familiar o amistad con infección por el virus.

Respecto a las conductas de autocuidado, destacó una adecuada adhesión a las recomendaciones, ya que 80 % cumplía con no asistir a reuniones o sitios conglomerados, 88 % lavaba o desinfectaba sus manos de forma frecuente, 66 % mantenía la distancia recomendada (1.5 a 2 m) y 72 % se quedaba en casa.

En relación con las estrategias de afrontamiento, 41 % se preocupaba poco por enfermar, aproximadamente 15 % se preocupaba de forma frecuente por contagiarse, mientras que 31 % analizaba continuamente sus sensaciones corporales y las interpretaba como síntomas de la enfermedad. La mitad de los participantes usó frecuentemente estrategias de experiencias estresantes pasadas para reducir el miedo y generó una lista de actividades para mantenerse con actividad; el mismo porcentaje aseguró mantener una actitud optimista y objetiva ante la situación, así como contar con redes de apoyo para hablar y solucionar problemas (Tabla 2).

Tabla 2.

Afrontamiento y conductas de autocuidado ante la pandemia de COVID-19 en individuos encuestados en relación con síntomas depresión y ansiedad

Nunca Pocas veces Frecuentemente Casi todo el tiempo Todo el tiempo
n % n % n % n % n %
¿Con qué frecuencia se preocupa por contagiarse de COVID-19? 7.4 6.9 629 41.7 523 34.7 164 10.9 81 5.4
¿Se encuentra continuamente analizando e interpretando sus sensaciones corporales como síntomas de enfermedad? 329 21.8 704 46.7 340 22.5 84 5.6 51 3.4
¿Se siente frustrado por los efectos que ha tenido COVID-19 en su vida? 207 13.7 585 38.8 436 28.9 185 12.3 95 6.3
Cuando siente miedo, se apoya en las experiencias que ha tenido en situaciones similares para reducir el miedo 140 9.3 361 23.9 437 29.0 365 24.2 205 13.6
Genera una lista de actividades diarias y trata de mantenerme ocupado (a) 138 9.2 302 20.0 390 25.9 390 25.9 288 19.1
Mantiene una actitud optimista y objetiva ante la situación 20 1.3 134 8.9 423 28.1 521 34.5 410 27.2
Cuenta con alguien en quien puede apoyarse o con quien puede hablar de sus problemas 40 2.7 200 13.3 244 16.2 341 22.6 683 45.3
Puntuación en la escala visual análoga
0-1 2-3 4-5 6-7 8-10
n % n % n % n % n %
¿Qué tanto ha seguido las siguientes recomendaciones?
– No asistir a reuniones sociales o sitios conglomerados 44 2.9 44 2.9 82 5.4 92 6.8 1236 82.0
– Lavarse o desinfectarse las manos con frecuencia 10 0.7 12 0.8 40 2.7 97 6.4 1349 89.4
– Mantenerse al menos 1.5 m de distancia de otras personas 64 4.3 46 3.3 167 11.1 225 26.3 1006 66.8
– Quedarse en casa 97 6.5 49 3.3 120 7.9 123 8.8 1109 73.0

Las puntuaciones de los síntomas de ansiedad y depresión tuvieron medias de 12.35 y 14.4, respectivamente. Resaltó que 20.8 % presentaba síntomas de ansiedad grave y 27.5 %, de depresión grave (Tabla 3). Se observó que los participantes sin hijos, con enfermedad médica y antecedentes de atención a la salud mental presentaban mayores niveles de depresión y ansiedad (p < 0.001). Específicamente el sexo femenino reportó mayores niveles de ansiedad y los individuos solteros, mayores niveles de depresión (p < 0.001) (Tablas 4 y 5).

Tabla 3.

Nivel de ansiedad y depresión derivadas de la pandemia de COVID-19

Ansiedad Depresión
Nivel n % Nivel n %
Mínima 525 34.8 Mínima 598 39.7
Leve 253 16.8 Leve 337 22.3
Moderada 416 27.6 Moderada 158 10.5
Grave 314 20.8 Grave 415 27.5
Total 1508 100.0 Total 1508 100.0

Tabla 4.

Comparación de variables sociodemográficas de los participantes con síntomas de ansiedad (n = 1508)

Variable Puntuación GAD-7
Mínima Leve Moderada Grave Total p
n % n % n % n % n %
Sexo
 Mujer 352 67 199 78.7 316 76 256 81.5 1123 74.5 < 0.001
 Hombre 173 33 54 21.3 100 24 58 18.5 385 25.5
Paternidad
 Sí 223 42.5 98 38.7 158 38 104 33.1 583 38.7 0.008
 No 302 57.5 155 61.3 258 62 210 66.9 925 61.3
Estado civil 0.151
 Soltero 268 51 142 56.1 215 51.7 192 61.1 817 54.2
 Casado 145 27.6 71 28.1 112 26.9 69 22.0 397 26.3
 Viudo 9 1.7 3 1.2 4 1.0 1 0.3 17 1.1
 Divorciado/separado 40 7.6 19 7.5 28 6.7 24 7.6 111 7.4
 Unión libre 60 11.4 17 6.7 54 13 26 8.3 157 10.4
 Otro 3 0.6 1 0.4 3 0.7 2 0.6 9 0.6
Enfermedad
 Sí 105 20 58 22.9 105 25.2 132 42 400 26.5 < 0.001
 No 420 80 195 77.1 311 74.8 182 58 1108 73.5
Vivienda 0.645
 Ciudad de México 237 48 122 50.6 178 45.3 151 50.7 688 48.2
 Estado de México 87 17.6 45 18.7 75 19.1 58 19.5 265 18.6
 Otro estado 170 34.4 74 30.7 140 35.6 89 29.9 473 33.2
Seguro médico
 Sí 348 66.3 180 71.1 278 66.8 229 72.9 1035 68.6 0.120
 No 177 33.7 73 28.9 138 33.2 85 27.1 473 31.4
Atención de salud mental previa
 Sí 265 50.5 155 61.3 274 65.9 235 74.8 929 61.6 < 0.001
 No 260 49.5 98 38.7 142 34.1 79 25.2 579 34.8

GAD-7 = Generalized Anxiety Disorder-7.

Tabla 5.

Comparación de variables sociodemográficas entre participantes con síntomas de depresión (n = 1508)

Variable Puntuación PHQ-9
Mínima Leve Moderada Grave Total p
n % n % n % n % n %
Sexo
 Mujer 429 71.7 247 73.3 127 80.4 320 77.1 1123 74.5 0.024
 Hombre 169 28.3 90 26.7 31 19.6 95 22.9 385 25.5
Paternidad
 Sí 285 47.7 124 36.8 51 32.3 123 29.6 583 38.7 < 0.001
 No 313 52.3 213 63.2 107 67.7 292 70.4 925 61.3
Estado civil < 0.001
 Soltero 274 45.8 175 51.9 95 60.1 273 65.8 817 54.2
 Casado 196 32.8 94 27.9 39 24.7 68 16.4 397 26.3
 Viudo 10 1.7 1 0.3 0 0.0 6 1.4 17 1.1
 Divorciado/separado 45 7.5 23 6.8 9 5.7 34 8.2 111 7.4
 Unión libre 69 11.5 42 12.5 14 8.9 32 7.7 157 10.4
 Otro 4 0.7 2 0.6 1 0.6 2 0.5 9 0.6
Enfermedad
 Sí 117 19.6 80 23.7 46 29.1 157 37.8 400 26.5 < 0.001
 No 481 80.4 257 76.3 112 70.9 258 62.2 1108 73.5
Vivienda 0.173
 Ciudad de México 278 48.7 149 47.2 67 46.5 194 49.1 688 48.2
 Estado de México 95 16.6 54 17.1 39 27.1 77 19.5 265 18.6
 Otro estado 198 34.7 113 35.8 38 26.4 124 31.4 473 33.2
Seguro médico
 Sí 421 70.4 232 68.8 113 71.5 269 64.8 1035 68.6 0.100
 No 177 29.6 105 31.2 45 28.5 146 35.2 473 31.4
Atención de salud mental previa
 Sí 296 49.5 224 66.5 106 67.1 303 73 929 61.6 < 0.001
 No 302 50.5 113 33.5 52 32.9 112 27 579 38.4

PHQ-9 = Patient Health Questionnaire-9.

Cabe destacar que puede existir variabilidad en los datos de cada país, pues la encuesta se efectuó en diferentes momentos de acuerdo con la fase epidemiológica de cada nación. A pesar de lo cual, 88.4 % de los participantes consideró que experimentará repercusiones negativas en su economía individual.

Se identificó una correlación positiva, de magnitud media y estadísticamente significativa (r de Pearson = 0.721, p < 0.001), entre los niveles de los síntomas de depresión y ansiedad.

Discusión

Las principales estrategias para combatir el contagio por coronavirus COVID-19 implican conductas de autocuidado, las cuales deberían abordarse desde la perspectiva psicológica ya que requieren la modificación o implementación de conductas en las personas que aparentemente no tienen un reforzador inmediato, lo cual complica su ejecución.

Se identificaron mayores niveles de ansiedad y depresión que los reportados en las pandemias de SARS e influenza, lo que denota mayor efecto en la salud mental de la población general. El sexo femenino, no tener hijos, estado civil soltero, comorbilidad médica y antecedentes de atención a la salud mental coincidieron con las variables indicadas en literatura como relacionadas con la presencia de mayores síntomas psicológicos; adicionalmente, se identificaron las preocupaciones económicas, las repercusiones de la pandemia en la vida diaria y el retraso académico.1 El 26.5 % de la muestra reportó una enfermedad médica, principalmente de índole cardiometabólica, lo que significa que este grupo tiene mayor riesgo de enfermar gravemente de COVID-1914 y durante la pandemia pudiera enfrentarse a dificultades para obtener el tratamiento adecuado.9

Una posible explicación de los niveles altos de ansiedad y depresión es la alta exposición a información acerca de COVID-19, que Avittey relaciona con la exposición constante a titulares de noticias abrumadoras e información errónea.15

Se identificó la necesidad de información general acerca de las instituciones de salud a las que se puede acudir, así como la preocupación por los efectos de la pandemia de COVID-19 en la economía. La inestabilidad o disminución del ingreso familiar ha sido identificada como un factor significativo en la ansiedad durante la crisis.16

Aun cuando en el presente estudio se registró adherencia aceptable a las recomendaciones sanitarias, 5.8 % no evitaba reuniones, 7.4 % no guardaba la distancia adecuada entre personas y 9.8 % continuaba saliendo de casa, situación que conlleva repercusiones en la salud pública, pues la diseminación y el contagio del virus se incrementan en la medida en que no se cumplen las estrategias de confinamiento y distanciamiento social.

Finalmente, si bien se identificaron adecuadas estrategias psicológicas para afrontar la pandemia de COVID-19, la mitad de los participantes no contaba con dichas herramientas ni condiciones para adaptarse a la situación, por lo que es necesario enfocarse en las necesidades particulares de la población y cubrirlas para ayudar a mejorar las estrategias de afrontamiento. El 24 % de los participantes consideró necesario recibir atención de salud mental, sin embargo, 72 % no disponía de algún servicio de atención a distancia, ya fuera telefónicamente o en línea.

Es relevante considerar recomendaciones como las reportadas por Li9 respecto a que la población expuesta a COVID-19 se puede clasificar en cuatro niveles:

  1. Personas más vulnerables a problemas de salud mental, como pacientes hospitalizados con infección confirmada o condición física grave, profesionales de salud de primera línea y personal administrativo.

  2. Pacientes aislados y en clínicas con síntomas de infección atípica.

  3. Individuos con contactos nivel 1 y 2, es decir, miembros de la familia, colegas, amigos y rescatistas.

  4. Personas afectadas por las medidas de prevención y control de epidemias, las personas susceptibles y población general.

Entre las limitaciones debe destacarse que la muestra se recolectó por conveniencia y que se utilizó un diseño de investigación transversal, por lo que se sugiere hacer un seguimiento prospectivo, lo cual permitirá observar cambios en los síntomas y las medidas de seguridad conforme la situación de salud pública se modifica.

Conclusiones

Los problemas de salud mental en la población general durante la pandemia de COVID-19 representan un reto para el sistema de salud pública, por lo que se requieren intervenciones psicosociales válidas y confiables para identificar oportunamente la aparición e intensidad de los síntomas de depresión y ansiedad, así como para evaluar los efectos de las intervenciones psicosociales clínicas y comunitarias.

Figura 1.

Figura 1.

Aspectos percibidos para adaptarse a la pandemia de COVID-19.

En cuanto a las necesidades específicas para enfrentar la problemática de salud actual, 68 % respondió que tener información sobre la enfermedad era indispensable, conocer las instituciones de salud a las que puede acudir y cubrir las necesidades económicas de subsistencia; 34 % consideró necesario atender el aspecto psicológico (Figura 1).

Financiamiento

Los autores no recibieron patrocinio para llevar a cabo este artículo.

Footnotes

Conflicto de intereses

Los autores declaran no tener conflicto de intereses alguno.

Protección de personas y animales. Los autores declaran que para esta investigación no se realizaron experimentos en seres humanos ni en animales.

Confidencialidad de los datos. Los autores declaran que han seguido los protocolos de su centro de trabajo en cuanto a la publicación de datos de pacientes.

Derecho a la privacidad y consentimiento informado. Los autores obtuvieron el consentimiento informado de los participantes referidos en el artículo. Este documento obra en poder del autor de correspondencia.

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