Abstract
Introducción.
Los profesionales sanitarios son especialmente vulnerables al burnout, lo que implica una desregulación hipotalámico-hipófiso-suprarrenal que podría impactar en la integridad de estructuras cerebrales necesarias para el procesamiento cognitivo. Escasos estudios han analizado la relación entre el burnout y las funciones ejecutivas en esta población, y no se han esclarecido sus posibles factores moduladores. Este estudio pretende caracterizar el nivel de burnout de profesionales de atención primaria de zonas rurales y analizar su relación con el funcionamiento ejecutivo, considerando el posible papel modulador del optimismo.
Sujetos y métodos.
En este estudio transversal, 32 profesionales de atención primaria fueron reclutados en el centro de salud de Carcastillo (España) y sometidos a una evaluación en la que se valoró el burnout mediante el Maslach Burnout Inventory-Human Services Survey, y el optimismo y las funciones ejecutivas.
Resultados.
El 43,8, el 59,4 y el 56,3% de los participantes experimentaron alto burnout a través del agotamiento emocional, la despersonalización y la desrealización personal. El path analysis mostró que el agotamiento emocional se asoció con peores puntuaciones en el Trail Making Test (beta = –0,37, SE –error estándar– = 0,17, p = 0,024, f2 de Cohen = 0,15), pero el optimismo no fue un moderador significativo (p = 0,24). El modelo mostró un ajuste excelente (índice de ajuste comparativo = 1, error cuadrático medio de aproximación = 0,0001, residuo cuadrático medio estandarizado = 0,0001, y chi cuadrado(3) = 6,07, p = 0,11).
Conclusiones.
Estos resultados sugieren que el burnout en profesionales sanitarios podría tener un efecto perjudicial sobre la eficiencia del sistema sanitario. Esto tiene implicaciones relevantes, especialmente para profesionales caracterizados tanto por la presión laboral como por las altas demandas cognitivas, y pone de manifiesto la necesidad de implementar enfoques específicos para su prevención.
Palabras clave: Atención primaria, Burnout, Cognición, Estrés, Función ejecutiva, Optimismo
Introducción
Los profesionales de atención primaria se enfrentan a condiciones laborales precarias y alta carga de trabajo, lo que puede favorecer el burnout [1], un síndrome psicológico caracterizado por el agotamiento emocional, la despersonalización y la desrealización personal [2]. La desigual distribución prourbana del personal sanitario y los escasos servicios sociales en las zonas rurales pueden conducir a una mayor vulnerabilidad al burnout [1,3-6].
La ‘carga alostática’ se refiere al precio que pagan los individuos para adaptarse a factores estresantes crónicos [7]. El eje hipotalámico-hipófiso-suprarrenal regula la adaptación al estrés a largo plazo, que requiere la terminación eficiente de la respuesta al estrés mediante un mecanismo de retroalimentación negativa en el que el cortisol actúa sobre los circuitos límbicos (por ejemplo, corteza prefrontal, hipocampo y amígdala), y el burnout impacta en estas redes neuronales, lo que provoca una reducción de la eficacia de este mecanismo y, en consecuencia, la hipersecreción de cortisol basal [8]. La hipersecreción prolongada de cortisol puede lesionar estas redes neuronales, esculpiendo las dendritas y la sinapsis [9]. La integridad de estas áreas es necesaria para el procesamiento cognitivo [7], y el estrés puede influir en las funciones ejecutivas a través de la regulación del cortisol [10], por lo que es razonable esperar que la alteración del eje hipotalámico-hipófiso-suprarrenal, que puede producirse como consecuencia del burnout, pueda estar asociada a alteraciones de la función ejecutiva en profesionales sanitarios.
Las funciones ejecutivas son especialmente relevantes en poblaciones laborales, pero escasos estudios han analizado su asociación con el burnout en profesionales sanitarios [11]. Estos estudios preliminares se han realizado con profesionales que trabajan en hospitales de zonas urbanas y han hallado resultados dispares. Diestel et al [12] revelaron que los enfermeros con alto agotamiento obtuvieron peores resultados que los que presentaban bajo agotamiento sólo cuando las tareas tenían alta demanda ejecutiva. Fernández-Sánchez et al [13] también mostraron un peor rendimiento en tareas de función ejecutiva en profesionales con burnout en comparación con los que no lo tenían. Orena et al [14] hallaron una asociación significativa entre las puntuaciones de burnout y los déficits atencionales en anestesistas. Por el contrario, McInerney et al [15] no mostraron relaciones significativas entre el burnout y la cognición en enfermeros y médicos.
El hecho de que no todos los estudios hayan observado déficits de la función ejecutiva entre los profesionales sanitarios que sufren burnout podría deberse a la falta de consideración de posibles factores moduladores. La teoría de la autorregulación conductual [16] afirma que el modo en que las personas afrontan los retos influye en el afrontamiento del estrés [17]. Así, factores psicológicos como el optimismo pueden modular la forma en que las personas afrontan los factores estresantes [18]. Por tanto, es razonable esperar que la relación del burnout con el funcionamiento ejecutivo sea más pronunciada en los individuos menos optimistas. Sin embargo, hasta donde sabemos, ningún estudio ha examinado la asociación entre burnout y funciones ejecutivas en profesionales de atención primaria de zonas rurales ni el papel modulador del optimismo. Este estudio pretende caracterizar el nivel de burnout de profesionales de atención primaria que trabajan en zonas rurales y analizar su relación con el funcionamiento ejecutivo, considerando el posible papel modulador del optimismo.
Sujetos y métodos
Participantes
Los participantes fueron reclutados en el centro de salud de Carcastillo (Navarra, España), un centro de salud rural y público que presta servicio las 24 horas del día a cinco municipios con un total de 5.000 habitantes.
Los criterios de inclusión fueron: a) ser profesional sanitario; b) tener, al menos, 18 años; y c) firmar un consentimiento informado. Se excluyeron los participantes que: a) tenían algún trastorno mental diagnosticado (por ejemplo, ansiedad, trastornos del estado de ánimo, trastornos psicóticos o trastornos obsesivo-compulsivos); b) tomaban medicamentos para el sistema nervioso central; y c) no hablaban español con fluidez.
Procedimiento
Se trata de un estudio transversal realizado entre abril de 2018 y marzo de 2019. Nuestro informe siguió las directrices STROBE [19]. El procedimiento siguió la Declaración de Helsinki y fue aprobado por el comité de ética de la Universidad Internacional Valenciana (CEID2022_10). Todos los participantes dieron su consentimiento informado por escrito. Se realizó una evaluación neuropsicológica individual.
Instrumentos
Para evaluar el burnout se utilizó la versión española [20] del Maslach Burnout Inventory-Human Services Survey [2]. Consta de 22 ítems en una escala de siete puntos para identificar la frecuencia e intensidad de los síntomas de las tres dimensiones del burnout. Se calculó la puntuación total de cada dimensión. Las puntuaciones más altas en agotamiento emocional y despersonalización eran indicativas de niveles más altos de burnout, mientras que una puntuación más alta en realización personal era indicativa de niveles más bajos de burnout. Las puntuaciones de corte fueron las siguientes: a) agotamiento emocional: baja (≤18), moderada (19-26) y alta (≥27); b) despersonalización: baja (≤5), moderada (6-9) y alta (≥10); realización personal: baja (≥40), moderada (39-34) y alta (≤33) [21]. El alfa de Cronbach en esta muestra fue de 0,9 para agotamiento emocional, 0,79 para despersonalización y 0,71 para realización personal.
Para evaluar el optimismo disposicional se utilizó la versión española [22] del Life Orientation Test-Revised [23]. Se compone de 10 ítems en una escala de cinco puntos y proporciona una puntuación total; las puntuaciones más altas indican mayor optimismo. El alfa de Cronbach fue de 0,79.
El Trail Making Test, parte A (TMT-A) [24], se utilizó para evaluar la búsqueda visual, el escaneo, la velocidad de procesamiento y la flexibilidad cognitiva. Se pidió a los participantes que trazaran una línea para conectar 25 círculos con números en el orden correcto. El tiempo total empleado para finalizar la tarea se calculó como puntuación percentil.
El test de clasificación de tarjetas de Wisconsin (WCST) [25] se utilizó para evaluar la flexibilidad cognitiva y el cambio de criterio. Contiene 128 tarjetas de respuesta y cuatro tarjetas de estímulo que cambian en tres criterios. Se indicó a los participantes que emparejaran las tarjetas de respuesta con una de las tarjetas de estímulo, sin ninguna instrucción. En cada ensayo, los participantes recibían retroalimentación. Cada vez que los participantes clasificaban correctamente 10 tarjetas consecutivas, cambiaba el criterio de clasificación. El número de errores perseverativos se calculó como una puntuación percentil.
Para evaluar la interferencia cognitiva se utilizó el test de Stroop [26]. Consta de tres ensayos con un tiempo límite de 45 segundos. Se pidió a los participantes que leyeran una lista de 100 palabras de color impresas en tinta negra (ensayo P), que nombraran el color de 100 ‘XXXX’ impresas en tinta roja, verde o azul (ensayo C) y que nombraran el color de tinta de las palabras impresas, con el color y el significado de cada palabra produciendo interferencia (ensayo PC). Se calculó la puntuación de interferencia en percentiles.
Para evaluar la fluidez fonémica se obtuvo el número total de palabras generadas en un minuto para las letras F, A y S [27], y se transformó en una puntuación percentil.
Para evaluar la fluidez semántica, se pidió a los participantes que ‘pensaran en los nombres de tantos animales como pudieran en un minuto’ [28]. La puntuación total se transformó en una puntuación percentil.
Análisis estadísticos
Se realizó la prueba de Shapiro-Wilk para examinar la normalidad de los datos. Cuando la distribución de los datos no era normal, se realizó una transformación logarítmica.
Se realizaron ANOVA univariantes para analizar las diferencias en burnout y funcionamiento cognitivo en función de las variables demográficas categóricas. Se realizaron pruebas de Bonferroni como análisis post hoc. Cuando se encontraron diferencias significativas en estas variables, se incluyeron como covariadas al examinar la relación entre burnout y funcionamiento cognitivo.
Las asociaciones de las variables demográficas cuantitativas y el optimismo con el burnout y el funcionamiento cognitivo se examinaron mediante correlaciones de Pearson. Se realizaron correlaciones de Pearson o correlaciones parciales (controlando las características demográficas) para examinar la relación entre el burnout y el funcionamiento cognitivo.
Para analizar el efecto moderador del optimismo sobre las relaciones significativas encontradas entre el burnout y el funcionamiento cognitivo, se realizó un path analysis utilizando el paquete lavaan (versión 0.6-5) [29]. Antes de realizar el análisis, se estandarizaron las variables. El modelo incluía agotamiento emocional, optimismo y ‘agotamiento emocional × optimismo’ como variables endógenas. La atención se incluyó como variable exógena. Un índice de ajuste comparativo > 0,95, un error cuadrático medio de aproximación < 0,06, un residuo cuadrático medio estandarizado < 0,08 y un estadístico χ2 no significativo se consideraron indicadores de un excelente ajuste [30]. La f2 de Cohen se calculó como una medida local del tamaño del efecto para cuantificar la contribución de cada predictor a las variables exógenas, y los valores 0,02, 0,15 y 0,35 fueron indicativos de tamaños del efecto pequeños, medios y grandes, respectivamente [31].
Los análisis estadísticos se llevaron a cabo con RStudio.
Resultados
Características demográficas
Cincuenta profesionales cumplieron los requisitos para participar en el estudio (Tabla I). De ellos, 32 decidieron participar (16 enfermeros y 16 médicos). No se detectaron datos faltantes.
Tabla I.
Características de los participantes y puntuaciones cognitivas.
| Media ± DE o n (%) | ||
|---|---|---|
| Edad (años) | 44,66 ± 10,4 | |
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| Sexo | Mujer | 25 (78,1%) |
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| Hombre | 7 (21,9%) | |
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| Nivel educativo | Estudios universitarios | 32 (100%) |
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| Estado civil | Soltero/a | 12 (37,5%) |
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| Casado/a | 15 (46,9%) | |
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| Separado/a o divorciado/a | 5 (15,6%) | |
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| Viudo/a | 0 (0%) | |
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| Horas de trabajo | Tiempo completo | 23 (71,9%) |
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| Tiempo parcial | 9 (28,1%) | |
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| Horario laboral | Turno de mañanas | 19 (59,4%) |
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| Turno de tardes | 13 (40,6%) | |
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| Antigüedad profesional | Menos de 5 años | 15 (46,9%) |
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| Entre 5 y 10 años | 5 (15,6%) | |
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| Más de 10 años | 12 (37,5%) | |
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| Salario anual (euros) | Menos de 20.000 | 8 (25%) |
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| Entre 20.000 y 40.000 | 12 (37,5%) | |
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| Más de 40.000 | 12 (37,5%) | |
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| Optimismo | 22,44 ± 4,47 | |
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| Puntuaciones cognitivas (percentiles) | Trail Making Test-A | 70,59 ± 24,57 |
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| Test de clasificación de tarjetas de Wisconsin | 22,44 ± 20,56 | |
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| Stroop | 52,41 ± 19,63 | |
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| Fluidez fonémica | 42,5 ± 28,40 | |
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| Fluidez semántica (animales) | 96,91 ± 2,67 | |
DE: desviación estándar.
Puntuaciones de burnout: relaciones con características demográficas y optimismo
Las puntuaciones de burnout se muestran en la tabla II. Mediante la categorización de burnout de Maslach, el 43,8, el 59,4 y el 56,3% de los participantes experimentaron altos niveles de burnout a través de agotamiento emocional, despersonalización y realización personal. Según la categoría de burnout alto de Maslach, el 9,4% de los participantes presentó burnout sólo en una de las dimensiones; el 46,9%, en dos dimensiones; el 18,8%, en las tres dimensiones; mientras que el 25% no mostró niveles altos en ninguna dimensión. En total, el 75,1% de los participantes presentó alto nivel de burnout, al menos, en una dimensión (considerando el porcentaje de pacientes con altos niveles de burnout en una, dos o las tres dimensiones).
Tabla II.
Puntuaciones y niveles de burnout según la categorización de burnout de Maslach [22].
| Agotamiento emocional | |
|---|---|
| Media (DE) | 23,34 (11,67) |
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| Rango | 5 – 44 |
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| Nivel de burnout | |
| Bajo (≤ 18) | 12 (37,5%) |
| Moderado (19-26) | 6 (18,8%) |
| Alto (≥ 27) | 14 (43,8%) |
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| |
| Despersonalización | |
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| Media (DE) | 15,16 (11,91) |
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| Rango | 1 - 42 |
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| Nivel de burnout | |
| Bajo (≤ 5) | 7 (21,9%) |
| Moderado (6-9) | 6 (18,8%) |
| Alto (≥ 10) | 19 (59,4%) |
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| Realización personal | |
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| Media (DE) | 28,16 (11,84) |
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| Rango | 5 - 45 |
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| Nivel de burnout | |
| Bajo (≥ 40) | 8 (25,0%) |
| Moderado (39-34) | 6 (18,8%) |
| Alto (≤ 33) | 18 (56,3%) |
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| |
| n (%) de pacientes con alto burnout | |
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| En una dimensión | 3 (9,4%) |
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| En dos dimensiones | 15 (46,9%) |
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| En tres dimensiones | 6 (18,8%) |
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| |
| En ninguna dimensión | 8 (25,0%) |
DE: desviación estándar.
La realización personal tendió a asociarse con la edad (r(32) = 0,33, p = 0,07), pero no con el resto de dimensiones del burnout (para todas, p > 0,1). Las dimensiones de burnout no difirieron en función del sexo, el nivel educativo, el estado civil, las horas de trabajo o el salario anual (para todos, p > 0,1). Sin embargo, la despersonalización tendió a diferir en función de la antigüedad profesional (F(1,31) = 3,06, p = 0,06, η2p = 0,17), y los participantes con menos de cinco años de antigüedad presentaron mayor despersonalización que los que tenían entre cinco y 10 años.
El optimismo no se asoció significativamente con el agotamiento emocional (r = –0,18, p = 0,33), la despersonalización (r = 0,18, p = 0,92) o la realización personal (r = –0,04, p = 0,84).
Funcionamiento cognitivo: relaciones con características demográficas y burnout
Las puntuaciones cognitivas se muestran en la tabla I. El funcionamiento cognitivo no se relacionó con la edad y no difirió en función del sexo, el nivel educativo, el horario laboral o la antigüedad profesional (para todos, p > 0,11). Sin embargo, la fluidez fonémica difirió en función del estado civil (F(1,31) = 5,57, p = 0,009, η2p = 0,28), y los participantes casados mostraron mejores puntuaciones que los separados/divorciados (p = 0,008). Además, la fluidez semántica difirió en función de las horas de trabajo (F(1,31)= 4,27, p = 0,047, η2p = 0,13), y los participantes que trabajaban a tiempo completo obtuvieron mejores resultados que los que trabajaban a tiempo parcial. Además, las puntuaciones del WCST tendieron a diferir en función del salario anual (F(1,31) = 3,16, p = 0,057, η2p = 0,18), de manera que los participantes con un salario entre 20.000 y 40.000 euros obtuvieron mejores resultados que los que tenían un salario inferior a 20.000 euros (p = 0,069). El optimismo no se asoció con el funcionamiento cognitivo (para todos, p > 0,1). En consecuencia, el estado civil, las horas de trabajo y el salario anual se covariaron para analizar la asociación del burnout con la fluidez fonémica, la fluidez semántica y la flexibilidad cognitiva, respectivamente.
En cuanto a las relaciones entre el burnout y el funcionamiento cognitivo, el agotamiento emocional se relacionó con peores puntuaciones en el TMT-A y no se encontraron otras relaciones significativas (Tabla III).
Tabla III.
Correlaciones entre las dimensiones del burnout y el funcionamiento cognitivo.
| Agotamiento emocional | Despersonalización | Desrealización personal | |
|---|---|---|---|
| Trail Making Test-A | r(32) = –0,36, p = 0,04a | r(32) = –0,24, p = 0,18 | r(32) = –0,04, p = 0,82 |
|
| |||
| Test de clasificación de tarjetas de Wisconsin | r(29) = 0,02, p = 0,91b | r(29) = 0,23, p = 0,22b | r(29) = 0,19, p = 0,32b |
|
| |||
| Stroop | r(32) = –0,13, p = 0,48 | r(32) = 0,32, p = 0,08 | r(32) = –0,26, p = 0,15 |
|
| |||
| Fluidez fonémica | r(29) = –0,25, p = 0,17c | r(29) = 0,16, p = 0,38c | r(29) = –0,08, p = 0,68c |
|
| |||
| Fluidez semántica (animales) | r(29) = –0,08, p = 0,68d | r(29) = 0,02, p = 0,9d | r(29) = 0,03, p = 0,85d |
p < 0,05;
Correlaciones parciales controlando el salario anual (menos de 20.000 euros/más de 20.000 euros);
Correlaciones parciales controlando el estado civil (casado/no casado);
Correlaciones parciales controlando las horas de trabajo (tiempo completo/tiempo parcial).
Cuando se realizó un path analysis para examinar las relaciones entre el agotamiento emocional y la atención, así como el posible papel moderador del optimismo, se obtuvo un modelo con un ajuste excelente (índice de ajuste comparativo = 1, error cuadrático medio de aproximación = 0,0001, intervalo de confianza al 95% 0,0001-0,0001, residuo cuadrático medio estandarizado = 0,0001, χ2(3) = 6,07, p = 0,11) (Figura).
Figura.

Modelo que evalúa las asociaciones entre agotamiento emocional, optimismo, agotamiento emocional × optimismo y puntuación en el Trail Making Test-A.
El agotamiento emocional se asoció con una peor puntuación en el TMT-A (β = –0,37, SE –error estándar– = 0,17, p = 0,024, f2 de Cohen = 0,15). Sin embargo, ni el optimismo ni la interacción entre agotamiento emocional y optimismo predijeron la puntuación del TMT-A (para ambos, p > 0,24). El modelo explicó el 18% de la varianza de la puntuación del TMT-A.
Discusión
Este estudio pretendía caracterizar el nivel de burnout de los profesionales de atención primaria que trabajan en zonas rurales y analizar su relación con el funcionamiento ejecutivo, considerando el posible papel modulador del optimismo. Los resultados mostraron una elevada prevalencia de burnout. El agotamiento emocional se relacionó con peores puntuaciones en el TMT-A, y esta relación no estuvo modulada por el optimismo.
En cuanto al burnout, el 44% de los participantes puntuó alto en agotamiento emocional y el 59% en despersonalización, y el 56% experimentó desrealización personal. El 19% de los participantes experimentó burnout en las tres dimensiones. Estos porcentajes son superiores a los encontrados en un reciente metaanálisis centrado en profesionales de atención primaria de contextos urbanos y rurales [1]. En este metaanálisis, trabajar en un entorno rural o económicamente desfavorecido se identificó como un factor asociado con una mayor prevalencia de burnout [1]. El hecho de que nuestro estudio se centre específicamente en una población rural podría explicar estas discrepancias en la prevalencia del burnout. De hecho, en otro estudio empírico con profesionales españoles de atención primaria de contextos urbanos y rurales, Navarro-González et al [32] también encontraron porcentajes de prevalencia de burnout inferiores a los de nuestro estudio. Los profesionales de atención primaria de las zonas rurales suelen tener menor disponibilidad de personal sanitario y servicios sociales [3], y una apretada agenda, que incluye atender a unos 50 pacientes al día, cubrir turnos de noche, realizar visitas domiciliarias y atender a pacientes de otras consultas [6]. Además, los hospitales más cercanos a las zonas rurales suelen estar bastante alejados, por lo que se espera que estos profesionales atiendan diversas patologías, incluida la atención de urgencias, lo que puede suponer una carga adicional, especialmente si no están preparados para hacer frente a estas demandas [6]. Además, se ha observado que los médicos y enfermeros tienen mayores tasas de prevalencia de burnout en comparación con otras especialidades [33], lo que también podría justificar las diferencias entre nuestros porcentajes y los de Navarro-González et al [32].
En cuanto a los factores de riesgo individuales asociados al burnout, la menor edad y la menor antigüedad tendieron a relacionarse con el burnout. Los primeros años de la carrera profesional pueden ser los más difíciles, ya que requieren esfuerzo físico y mental, e implican una baja sensación de control sobre las propias decisiones [34].
En la última década, los sistemas de atención primaria de todo el mundo se enfrentaron a una crisis provocada por la pandemia de COVID-19, que ha provocado mayores niveles de burnout entre los profesionales sanitarios [35]. La pandemia ha supuesto un alto nivel de exigencia para estos profesionales, que tienen un papel fundamental en la detección precoz de los casos y el rastreo de sus contactos [36]. Esto ha puesto a los profesionales de atención primaria en el punto de mira, especialmente en las zonas rurales, que presentan riesgos asociados a su movilidad, las mayores necesidades de la población, las desventajas socioeconómicas y los problemas de acceso e infraestructura de los servicios sanitarios [37]. En consecuencia, la pandemia de COVID-19 ha incrementado significativamente la carga de trabajo, la limitación de recursos, la tensión en las relaciones personales [38], así como el burnout en los profesionales de atención primaria de zonas rurales [39]. Para responder a esta situación, se ha recomendado establecer un sistema rápido de suplentes, garantizar la representación rural en los procesos de toma de decisiones y adoptar una perspectiva organizativa para apoyar la salud mental de estos profesionales [38].
En cuanto a la relación entre el burnout y el funcionamiento ejecutivo, los participantes que experimentaban burnout obtuvieron peores resultados en el TMT-A, y el agotamiento emocional tuvo un tamaño de efecto medio sobre el rendimiento en el TMT-A. El agotamiento emocional se ha considerado el componente central del burnout, que se manifiesta antes que el cinismo y la ineficacia [40]. Nuestros resultados son congruentes con los hallados por Diestel et al [12] con enfermeros de residencias de adultos mayores y por Orena et al [14] con anestesistas que trabajaban en un hospital. Una posible explicación de esto es que la desregulación hipotalámico-hipófiso-suprarrenal en individuos que sufren burnout podría afectar al funcionamiento de las redes neuronales (por ejemplo, corteza orbitofrontal, corteza prefrontal medial e hipocampo) [7,8]. De hecho, se ha propuesto que el burnout es un exponente de la plasticidad cerebral inadecuada causada por la disminución de la neurogenia inducida por el estrés [41]. Teniendo en cuenta que estas estructuras son sitios principales en el circuito de retroalimentación negativa del eje hipotalámico-hipófiso-suprarrenal, la disminución de la neurogenia puede conducir a un control inhibitorio menos eficiente de este eje, lo que da lugar a un aumento de glucocorticoides [42]. Así, las funciones ejecutivas se verían afectadas, dado que están subordinadas a las mismas redes neuronales [7]. La disfunción ejecutiva podría influir en la calidad asistencial de los profesionales sanitarios, en los que el razonamiento clínico y la resolución de problemas constituyen una competencia básica [43].
Nuestros hallazgos mostraron que la relación entre burnout y TMT-A no está modulada por el optimismo. Estos resultados no concuerdan con los hallados en otras poblaciones [18]. Sin embargo, se ha observado que las variables de personalidad tienen una relación débil con el burnout en profesionales sanitarios (sin tener en cuenta las variables cognitivas) [44]. En consecuencia, es posible que no hayamos podido detectar el posible efecto modulador del optimismo debido al tamaño limitado de la muestra. Futuros estudios deberían incluir una amplia gama de rasgos de personalidad con muestras grandes.
A pesar de que el burnout se asoció con el rendimiento en el TMT-A, no ocurrió lo mismo con el rendimiento en otras pruebas neuropsicológicas. Esto sugiere que los instrumentos de función ejecutiva comúnmente utilizados presentan diferente sensibilidad al estrés crónico, y el TMT es el más sensible en nuestro estudio. Estas diferencias entre pruebas pueden atribuirse a sus características en cuanto a la complejidad de los estímulos, el ritmo de respuesta propio frente al externo o el tipo de procesamiento [45]. El TMT presenta ciertas ventajas en la evaluación de la disfunción ejecutiva, como su corto tiempo de administración y su simplicidad [46], lo que podría explicar su utilidad clínica en profesionales sanitarios que sufren burnout. Mizuno y Watanabe [47] mostraron que el TMT era útil para medir el grado de eficiencia laboral durante la fatiga mental. El conocimiento de la sensibilidad de las medidas de las funciones ejecutivas podría mejorar la evaluación neuropsicológica en profesionales con burnout.
Los puntos fuertes del estudio incluyen el uso de varias medidas de función ejecutiva, la consideración de la relación entre burnout y función ejecutiva en profesionales sanitarios, junto con el efecto moderador del optimismo, y el contexto del estudio (atención primaria en una zona rural), por lo que representa un avance respecto a estudios anteriores. A pesar de estos puntos fuertes, deben tenerse en cuenta algunas limitaciones. En primer lugar, el tamaño de la muestra es limitado, por lo que los resultados deben tomarse con cautela. En segundo lugar, el diseño transversal del estudio no permite establecer relaciones causales, por lo que se necesitan estudios longitudinales. En tercer lugar, se incluyó el TMT-A en la evaluación neuropsicológica en lugar del TMT-B, debido a su simplicidad, las limitaciones de tiempo y la disponibilidad de otros instrumentos que evaluaban procesos similares al TMT-B (por ejemplo, WCST y Stroop). Aunque el TMT-B correlaciona significativamente con el porcentaje de errores perseverativos en el WCST [48] y la condición de interferencia en el Stroop [49], la inclusión del TMT-B en futuros estudios puede proporcionar información adicional sobre las relaciones entre el burnout y las funciones ejecutivas, y permitir la comparación de los resultados obtenidos con ambas partes del TMT. De hecho, en comparación con el TMT-A, el TMT-B requiere mayores demandas en la búsqueda visual y la velocidad motora [50], por lo que las diferencias entre ambas partes pueden no atribuirse necesariamente a la eficiencia cognitiva del individuo, sino que también pueden reflejar estas discrepancias en las demandas de la tarea. Por último, no hemos evaluado el posible papel modulador de otros rasgos de personalidad (por ejemplo, autoestima) en la relación entre el burnout y el funcionamiento ejecutivo.
Conclusiones
Este estudio muestra que el burnout está relacionado con una disfunción ejecutiva en profesionales de atención primaria de zonas rurales. La atención primaria está a la vanguardia de la sanidad mundial, por lo que el burnout en esta población podría tener un efecto perjudicial en la eficiencia de los sistemas sanitarios y, en consecuencia, en la atención a los pacientes. Esto tiene implicaciones relevantes, especialmente para profesionales caracterizados por una alta presión laboral y altas demandas cognitivas, y pone de relieve la necesidad de implementar enfoques específicos para la prevención.
Funding Statement
Financiación: Este trabajo ha sido financiado por la Cátedra VIU-NED de Neurociencia Global y Cambio Social, Universidad Internacional de Valencia, Valencia, España.

