Abstract
Introducción.
La cefalea es un síntoma frecuente en la fase aguda de la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19) y también uno de los efectos adversos más comunes tras la vacunación. En ambos casos, la fisiopatología de la cefalea parece estar relacionada con la respuesta inmunitaria del huésped y podría presentar similitudes. Nuestro objetivo fue comparar el fenotipo clínico y la frecuencia de los síntomas asociados y los síntomas de inicio en pacientes con cefalea relacionada con la COVID-19 y cefalea relacionada con la vacuna de la COVID-19.
Sujetos y métodos.
Se realizó un estudio de casos y controles. Se incluyó a pacientes con infección confirmada por COVID-19 y receptores de la vacuna de la COVID-19 que experimentaron un nuevo inicio de cefalea. Se administró un cuestionario estandarizado que incluyó variables demográficas, antecedentes previos de cefaleas, síntomas asociados y variables relacionadas con la cefalea. Ambos grupos se emparejaron por edad, sexo y antecedentes previos de cefaleas. Se realizó un análisis de regresión multivariante.
Resultados.
Un total de 238 pacientes cumplieron con los criterios de elegibilidad (143 pacientes con cefalea relacionada con la COVID-19 y 95 sujetos con cefalea relacionada con la vacuna de la COVID-19). Los pacientes con cefalea relacionada con la COVID-19 presentaron una mayor frecuencia de artralgia, diarrea, disnea, dolor torácico, expectoración, anosmia, mialgia, odinofagia, rinorrea, tos y disgeusia. Además, los pacientes con cefalea relacionada con la COVID-19 experimentaron una duración diaria más prolongada de la cefalea y describieron la cefalea como la peor que habían experimentado. Los pacientes con cefalea relacionada con la vacuna de la COVID-19 experimentaron con más frecuencia dolor en la región parietal, fonofobia y empeoramiento de la cefalea por movimientos de la cabeza o de los ojos.
Conclusión.
La cefalea causada por la infección por el SARS-CoV-2 y la cefalea relacionada con la vacunación de la COVID-19 presentan más similitudes que diferencias, lo que respalda una fisiopatología compartida y la activación de la respuesta inmunitaria innata. Las principales diferencias estuvieron relacionadas con los síntomas asociados.
Palabras clave: Cefalea, COVID-19, Enfermedades virales, Inmunidad, SARS-CoV-2, Vacunación
Introducción
La cefalea es un síntoma común que experimenta el 93-99% de las personas en algún momento de su vida [1]. Los trastornos de cefalea primaria, como la cefalea de tipo tensional y la migraña, son condiciones prevalentes [2]. Los trastornos de cefalea secundaria son altamente prevalentes, y las infecciones y las sustancias son algunas de las causas más frecuentes. En casos de infecciones sistémicas, los pacientes pueden desarrollar cefalea en el 32-60% de los casos [3,4].
En 2019, el síndrome respiratorio agudo grave coronavirus-2 (SARS-CoV-2) surgió como un patógeno emergente, que causó millones de casos y muertes. La cefalea es uno de los síntomas más frecuentes en la fase aguda de la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19), que ocurre en el 20-70% de los pacientes [5-7]. La medida más efectiva para el control de la pandemia fue la vacunación universal de la población. En 2021, varias vacunas demostraron eficacia en la prevención de formas graves de COVID-19 [8-10]. Desafortunadamente, también se informó de algunos efectos adversos después de la vacunación para prevenir la COVID-19, la mayoría de los cuales eran infrecuentes [11]. La cefalea también es uno de los síntomas más frecuentes notificados después de las vacunas contra la COVID-19, descrita en el 39-59% de los pacientes en estudios clave [8-10]. Una revisión sistemática reciente de ensayos clínicos aleatorizados de fase III de vacunas que no estaban relacionados con la COVID-19 informó de una tasa media de cefalea del 15,6% (rango intercuartílico: 9,6-37,6%), una tasa menor que el 39% (rango intercuartílico: 28-50%) descrito después de las vacunas relacionadas con la COVID-19 [12]. En un estudio que evaluó 314.610 eventos adversos neurológicos notificados al Sistema de Informes de Eventos Adversos de Vacunas de Estados Unidos, de un total de 306.907.697 dosis de vacuna de la COVID-19 administradas, la cefalea fue el efecto adverso más notificado [13].
Hasta la fecha, varios estudios han caracterizado el fenotipo clínico de la cefalea relacionada con la COVID-19 y la cefalea relacionada con la vacunación de la COVID-19, sin poder identificar ninguna característica única o altamente específica. Se ha planteado la hipótesis de que tanto la cefalea relacionada con la COVID-19 como la cefalea postinmunización podrían ser una manifestación de la respuesta inmunitaria. En el presente estudio, nuestro objetivo fue comparar el fenotipo clínico y los síntomas asociados de la cefalea relacionada con la COVID-19 y la cefalea relacionada con la vacunación de la COVID-19 para proponer pistas clínicas que puedan ayudar en su diferenciación.
Sujetos y métodos
Diseño del estudio
Se realizó un estudio analítico observacional con un diseño de casos y controles. La población del estudio estaba compuesta por pacientes que experimentaron cefalea durante la fase aguda de la COVID-19 y pacientes que experimentaron cefalea después de la vacunación relacionada con la COVID-19. El estudio se llevó a cabo siguiendo la iniciativa de fortalecimiento en la presentación de estudios observacionales en epidemiología (STROBE) [14].
Configuración del estudio y período de estudio
El estudio se llevó a cabo en la unidad de cefaleas, una clínica externa del Departamento de Neurología del Hospital Clínico Universitario de Valladolid, un hospital universitario público de tercer nivel, con una zona de referencia que abarca una población de 261.000 habitantes. El período del estudio fue entre el 8 de marzo y el 11 de abril de 2020 en el caso de los pacientes con cefalea relacionada con la COVID-19 [5], y entre el 12 de diciembre de 2021 y el 30 de enero de 2022 en el caso de los receptores de la vacuna relacionada con la COVID-19. Los datos de los pacientes con COVID-19 se recopilaron en mayo de 2020. En ambos grupos, la evaluación se realizó al menos dos semanas después del inicio de la cefalea, para garantizar que se pudieran manifestar todos los posibles síntomas asociados.
Participantes
Los casos fueron pacientes con cefalea relacionada con la COVID-19 y el grupo comparativo incluyó a pacientes con cefalea relacionada con la vacuna de la COVID-19. Ambos grupos se emparejaron en cuanto a sexo, edad y antecedentes previos de cefalea. Los criterios de elegibilidad se basaron en estudios previos [5,15,16]. Se incluyeron casos si tenían: a) una cefalea de inicio reciente, presentada durante la fase aguda de la COVID-19; b) una infección confirmada por el SARS-CoV-2 mediante ensayo de reacción en cadena de la polimerasa y/o anticuerpos IgM anti-SARS-CoV-2; y c) una edad de 18 años o más. El grupo comparativo incluyó a sujetos si tenían: a) una cefalea de inicio reciente, presente después de la vacunación de la COVID-19; y b) una edad de 18 años o más. Tanto los casos como los controles fueron excluidos si: a) la cefalea se podía explicar mejor mediante otro criterio de la Clasificación Internacional de Trastornos de Cefalea [17]; b) tenían una afección médica inestable; c) tenían antecedentes de deterioro cognitivo; d) tenían trastornos del habla o el lenguaje; e) habían sido hospitalizados, o f) se negaron a participar.
Variables
Se recopilaron una serie de variables predefinidas, basadas en estudios previos [5,15,16]. Las variables del estudio incluyeron datos demográficos, antecedentes previos de cefaleas, síntomas asociados y variables relacionadas con la cefalea. Las variables demográficas incluyeron la edad en el momento del inicio de la cefalea y el sexo. Las variables relacionadas con los antecedentes incluyeron antecedentes previos de cefaleas, antecedentes familiares de cefaleas y presencia de comorbilidades médicas. Los síntomas asociados incluyeron artralgia, astenia, debilidad, diarrea, disnea, dolor torácico, expectoración, fiebre, anosmia, mareos, mialgia, odinofagia, erupción cutánea, rinorrea, tos, vómitos, síncope y disgeusia. En cuanto al fenotipo de la cefalea, se evaluó la duración diaria de la cefalea, la intensidad de la cefalea en una escala numérica del 0 al 10 (0: sin dolor; 10: dolor máximo posible) y el grado de discapacidad causado por la cefalea evaluado en una escala del 0 al 100 (0%: sin discapacidad; 100%: discapacidad absoluta). En cuanto a la topografía de la cefalea, los participantes describieron si la cefalea era holocraneal o hemicraneal. Se evaluó la presencia de dolor en diferentes regiones. Se evaluó la presencia de dolor punzante y/o pulsátil. Los pacientes informaron sobre la presencia de fotofobia, fonofobia, osmofobia, náuseas o vómitos. Se evaluó el empeoramiento de la cefalea por actividad física, movimientos de cabeza y movimientos oculares. También se evaluó sistemáticamente la presencia de señales de alarma relacionadas con la cefalea [16], que incluían cefalea al despertar, empeoramiento progresivo de la cefalea, resistencia al tratamiento agudo, la peor cefalea jamás experimentada, inicio súbito de la cefalea, confusión, alteración del nivel de conciencia y precipitación de la cefalea por la tos.
Fuentes de datos
Los datos de los casos se obtuvieron de un estudio previo que incluyó a 351 pacientes con cefalea relacionada con la COVID-19 [5]. En resumen, se examinó a todos los pacientes consecutivos con infección confirmada por el SARS-CoV-2 (n = 1.525) para determinar su elegibilidad. Los datos se recopilaron mediante una entrevista clínica realizada por un médico, que administró un cuestionario predefinido. Debido al diseño del estudio, los entrevistadores no estaban cegados a la presencia de cefalea. El grupo comparativo se obtuvo de los estudiantes y el personal de la facultad de medicina de la Universidad de Valladolid a través del correo electrónico institucional. El cuestionario del estudio se adaptó como una encuesta en línea que incluyó las mismas variables del estudio [5,15,16] y se autoadministró.
Gestión de sesgos
A pesar de que se utilizó el mismo cuestionario de estudio en ambos grupos, los datos relacionados con la cefalea relacionada con la vacuna de la COVID-19 se obtuvieron de una encuesta en línea. Para minimizar el sesgo de detección, la población estudiada estaba compuesta por estudiantes y profesores de ciencias de la salud. En ambos grupos, la evaluación se realizó dos semanas después del inicio de la cefalea para minimizar el sesgo de recuerdo. Ambas muestras se seleccionaron en un entorno ambulatorio, por lo que la población más grave no pudo estar representada en el estudio.
Muestra del estudio
No se realizó un cálculo formal del tamaño de la muestra. El número de casos se adaptó para emparejarlos con los controles comparativos en términos de edad, sexo y antecedentes previos de cefalea. Dadas la mayor edad y la mayor frecuencia de antecedentes de cefalea en pacientes con COVID-19 [5], la proporción final de receptores de la vacuna de la COVID-19 emparejados fue de 1,5:1 para garantizar la comparabilidad de los dos grupos.
Análisis estadístico
Las variables cualitativas y ordinales se presentan como frecuencias y porcentajes. Las variables cuantitativas se informan como media y desviación estándar o mediana y rango intercuartílico, cuando la distribución no era normal. La normalidad de las variables se evaluó con la prueba de Kolmogorov-Smirnov. Para probar hipótesis entre variables cuantitativas y variables categóricas cualitativas, se utilizaron la prueba de χ2 y la prueba exacta de Fisher. En el caso de variables cuantitativas se utilizaron la prueba t de Student o la prueba U de Mann-Whitney, según la prueba de normalidad. Para evaluar las variables asociadas con la cefalea relacionada con la COVID-19 se realizó un análisis de regresión logística. En primer lugar, se evaluaron todas las variables en un análisis de regresión univariable, con la cefalea relacionada con la COVID-19 como variable dependiente. Todas las variables que tenían un valor de p < 0,1 se incluyeron en un análisis de regresión multivariante. En todos los casos, los valores de p se ajustaron para comparaciones múltiples con la tasa de descubrimiento falso (FDR), según el procedimiento de Benjamini-Hochberg [18]. El análisis estadístico se realizó con el Paquete Estadístico para Ciencias Sociales (IBM Corp. Versión 26.0. Armonk, Nueva York: IBM Corp).
Ética
El estudio fue aprobado por la Junta de Revisión Ética del Este de Valladolid (PI-GR-COVID-20-1881 y PI-21-2471).
Disponibilidad de datos
Todas las hojas de datos están disponibles para otros investigadores previa solicitud razonable al autor correspondiente.
Resultados
Participantes
La figura 1 muestra el diagrama de flujo del estudio. Se inscribieron 238 pacientes, incluyendo 143 pacientes con cefalea relacionada con la COVID-19 y 95 receptores de cefalea relacionada con la vacuna de la COVID-19. La cefalea relacionada con la vacuna ocurrió después de la primera dosis en 57/95 (60%) casos y después de la segunda dosis en 38/95 (40%) casos. La vacuna utilizada fue Pfizer en 56/95 (58,9%), Moderna en 21 (22,1%), AstraZeneca en 15 (15,8%) y Janssen en tres (3,2%).
Figura 1.

Diagrama de flujo de pacientes seleccionados, incluidos y excluidos.
Datos descriptivos
La tabla I resume las características demográficas y los antecedentes previos. Los pacientes con cefalea relacionada con la vacuna de la COVID-19 presentaron con mayor frecuencia antecedentes familiares de cefalea en comparación con los pacientes con cefalea relacionada con la COVID-19 (el 47,4% frente al 23,1%; p < 0,001).
Tabla I.
Variables relacionadas con las características demográficas y los antecedentes de los pacientes.
| Muestra completa del estudio (n = 238) | Cefalea relacionada con la COVID-19 (n = 143) | Cefalea relacionada con la vacuna de la COVID-19 (n = 95) | Valor de p corregido por FDR | |
|---|---|---|---|---|
| Mediana de edad, (DE) | 35,5 (10,6) | 36,2 (8,6) | 30 (13) | 0,438 |
|
| ||||
| Sexo femenino, n (%) | 180 (75,6%) | 105 (73,4%) | 75 (78,9%) | 0,478 |
|
| ||||
| Antecedentes de cefalea, n (%) | 32 (13,4%) | 20 (14%) | 12 (12,6%) | 0,903 |
|
| ||||
| Antecedentes familiares de cefalea, n (%) | 78 (32,8%) | 33 (23,15) | 45 (47,4%) | <0,001 |
|
| ||||
| Antecedentes familiares de migraña, n (%) | 67 (28,2%) | 33 (23,1%) | 34 (35,8%) | 0,214 |
|
| ||||
| Hipertensión arterial, n (%) | 7 (2,9%) | 2 (1,4%) | 5 (5,3%) | 0,387 |
|
| ||||
| Diabetes, n (%) | 7 (2,9%) | 2 (1,4%) | 5 (5,3%) | 0,309 |
|
| ||||
| Tabaquismo, n (%) | 27 (11,3%) | 19 (11,3%) | 8 (8,4%) | 0,557 |
|
| ||||
| Trastornos cardiológicos, n (%) | 7 (2,9%) | 4 (2,8%) | 3 (3,2%) | 0,999 |
|
| ||||
| Trastornos pulmonares, n (%) | 9 (3,8%) | 7 (4,9%) | 2 (2,1%) | 0,525 |
|
| ||||
| Trastornos oncológicos, n (%) | 6 (2,5%) | 3 (2,1%) | 3 (3,2%) | 0,89 |
|
| ||||
| Trastornos neurológicos, n (%) | 9 (3,8%) | 5 (3,5%) | 4 (4,2%) | 0,999 |
|
| ||||
| Inmunosupresión, n (%) | 3 (1,3%) | 0 (0%) | 3 (3,2%) | 0,287 |
DE: desviación estándar; FDR: tasa de descubrimiento falso.
Síntomas asociados
Después de ajustar para comparaciones múltiples, los pacientes con cefalea relacionada con la COVID-19 tenían una frecuencia más alta de artralgia, diarrea, disnea, dolor torácico, expectoración, anosmia, mialgia, odinofagia, rinorrea, tos y disgeusia. La figura 2 compara la frecuencia de los síntomas asociados en los que hubo diferencias estadísticamente significativas entre ambos grupos.
Figura 2.

Frecuencia de síntomas asociados.
Fenotipo de la cefalea
Las variables relacionadas con el fenotipo de la cefalea y sus síntomas asociados se enumeran en la tabla II, y las señales de alarma relacionadas con la cefalea se presentan en la tabla III. Después de ajustar para comparaciones múltiples, los pacientes con cefalea relacionada con la COVID-19 tenían una duración diaria de la cefalea más prolongada y describieron con más frecuencia la cefalea como la peor cefalea experimentada. Por otro lado, los pacientes con cefalea relacionada con la vacuna de la COVID-19 experimentaron con más frecuencia dolor en la región parietal (el 30,5% frente al 11,9%; p = 0,005); fonofobia (el 54,7% frente al 30,1%; p < 0,001), empeoramiento por movimientos de cabeza (el 60% frente al 31,5%; p < 0,001) y empeoramiento por movimientos oculares (el 41,1% frente al 16,8%; p < 0,001),
Tabla II.
Características de la cefalea y síntomas relacionados con la cefalea.
| Muestra completa del estudio (n = 238) | Cefalea relacionada con la COVID-19 (n = 143) | Cefalea relacionada con la vacuna de la COVID-19 (n = 95) | Valor de p corregido por FDR | |
|---|---|---|---|---|
| Duración de la cefalea (horas), mediana [RIC] | 7 [3-24] | 12 [3-24] | 6 [2-12] | 0,007 |
|
| ||||
| Intensidad de la cefalea, mediana [RIC] | 7 [6-8] | 7 [6-8] | 7 [5-7] | 0,191 |
|
| ||||
| Discapacidad de la cefalea, mediana [RIC] | 50% [20-70%] | 50% [20-70%] | 60% [20-70%] | 0,446 |
|
| ||||
| Cefalea holocraneal, n (%) | 197 (82,8%) | 117 (81,8%) | 80 (84,2%) | 0,902 |
|
| ||||
| Cefalea hemicránea, n (%) | 53 (22,3%) | 26 (18,2%) | 27 (28,4%) | 0,189 |
|
| ||||
| Localización frontal, n (%) | 109 (45,8%) | 66 (46,2%) | 43 (45,3%) | 0,999 |
|
| ||||
| Localización temporal, n (%) | 79 (33,2%) | 45 (31,5%) | 34 (35,8%) | 0,77 |
|
| ||||
| Localización parietal, n (%) | 46 (19,3%) | 17 (11,9%) | 29 (30,5%) | 0,005 |
|
| ||||
| Localización occipital, n (%) | 33 (13,9%) | 21 (14,7%) | 12 (12,6%) | 0,919 |
|
| ||||
| Localización periocular, n (%) | 29 (12,2%) | 22 (15,4%) | 7 (7,4%) | 0,194 |
|
| ||||
| Localización de vértices, n (%) | 15 (6,3%) | 7 (4,9%) | 8 (8,4%) | 0,508 |
|
| ||||
| Localización cervical, n (%) | 13 (5,5%) | 8 (5,6%) | 5 (5,3%) | 0,999 |
|
| ||||
| Calidad de opresiva, n (%) | 181 (76,1%) | 110 (76,9%) | 71 (74,7%) | 0,953 |
|
| ||||
| Calidad pulsátil, n (%) | 33 (13,9%) | 20 (14,0%) | 13 (13,7%) | 0,999 |
|
| ||||
| Fotofobia, n (%) | 78 (32,8%) | 39 (27,3%) | 39 (41,1%) | 0,116 |
|
| ||||
| Fonofobia, n (%) | 95 (39,9%) | 43 (30,1%) | 52 (54,7%) | <0,001 |
|
| ||||
| Osmofobia, n (%) | 9 (3,8%) | 6 (4,2%) | 3 (3,2%) | 0,999 |
|
| ||||
| Náuseas, n (%) | 30 (12,6%) | 18 (12,6%) | 12 (12,6%) | 0,856 |
|
| ||||
| Vómitos, n (%) | 11 (4,6%) | 7 (4,9%) | 4 (4,2%) | 0,999 |
|
| ||||
| Empeoramiento con la actividad física, n (%) | 172 (72,3%) | 97 (67,8%) | 75 (78,9%) | 0,203 |
|
| ||||
| Empeoramiento por el movimiento de la cabeza, n (%) | 102 (42,9%) | 45 (31,5%) | 57 (60%) | <0,001 |
|
| ||||
| Empeoramiento por movimientos oculares, n (%) | 63 (26,5%) | 24 (16,8%) | 39 (41,1%) | <0,001 |
FDR: tasa de descubrimiento falso; RIC: rango intercuartílico.
Tabla III.
Señales de alerta relacionadas con la cefalea.
| Muestra completa del estudio (n = 238) | Cefalea relacionada con la COVID-19 (n = 143) | Cefalea relacionada con la vacuna de la COVID-19 (n = 95) | Valor de p corregido por FDR | |
|---|---|---|---|---|
| Cefalea al despertar, n (%) | 50 (21%) | 35 (24,55) | 15 (15,8%) | 0,306 |
|
| ||||
| Empeoramiento progresivo, n (%) | 24 (10,15) | 10 (7%) | 14 (14,7%) | 0,192 |
|
| ||||
| Resistencia aguda al tratamiento, n (%) | 52 (21,8%) | 20 (20,3%) | 23 (24,2%) | 0,787 |
|
| ||||
| La peor cefalea, n (%) | 48 (20,2%) | 39 (27,3%) | 9 (9,5%) | 0,006 |
|
| ||||
| Aparición súbita, n (%) | 14 (5,9%) | 6 (4,2%) | 8 (8,4%) | 0,487 |
|
| ||||
| Confusión, n (%) | 35 (14,7%) | 20 (14%) | 15 (15,8%) | 0,89 |
|
| ||||
| Alteración del nivel de conciencia, n (%) | 1 (0,4%) | 1 (0,7%) | 0 (0%) | 0,999 |
|
| ||||
| Desencadenada por tos, n (%) | 42 (17,6%) | 31 (21,7%) | 11 (11,6%) | 0,21 |
FDR: tasa de falsos descubrimientos.
Variables asociadas con la presencia de cefalea
En el análisis de regresión logística univariante, las variables que estaban asociadas con la cefalea relacionada con la COVID-19 eran la artralgia, la diarrea, la disnea, el dolor torácico, la expectoración, la anosmia, la mialgia, la odinofagia, la rinorrea, la tos, la disgeusia, la intensidad de la cefalea, la peor cefalea jamás experimentada y la precipitación de la cefalea por la tos. Las variables que estaban asociadas con la cefalea relacionada con la vacuna de la COVID-19 eran los antecedentes familiares de cefalea, la localización parietal del dolor, la fotofobia, la fonofobia y el empeoramiento de la cefalea con la actividad física, los movimientos de cabeza o los movimientos oculares (Tabla IV).
Tabla IV.
Análisis de regresión logística-variables asociadas a la cefalea relacionada con la COVID-19.
| Odds ratio | Límite inferior del intervalo de confianza al 95% | Límite superior del intervalo de confianza al 95% | Valor de p | |
|---|---|---|---|---|
| Sexo | 0,737 | 0,397 | 1,366 | 0,332 |
|
| ||||
| Edad | 1,016 | 0,991 | 1,042 | 0,202 |
|
| ||||
| Antecedentes de cefalea | 1,125 | 0,522 | 2,424 | 0,764 |
|
| ||||
| Antecedentes familiares de cefalea | 0,333 | 0,19 | 0,584 | <0,001 |
|
| ||||
| Presencia de artralgia | 2,137 | 1,242 | 3,677 | 0,006 |
|
| ||||
| Astenia | 1,074 | 0,558 | 2,066 | 0,831 |
|
| ||||
| Debilidad | 1,52 | 0,893 | 2,588 | 0,123 |
|
| ||||
| Diarrea | 4,833 | 2,158 | 10,827 | <0,001 |
|
| ||||
| Disnea | 19,337 | 4,553 | 82,123 | <0,001 |
|
| ||||
| Dolor en el pecho | 5,787 | 1,963 | 17,06 | 0,001 |
|
| ||||
| Expectoración | 6,815 | 2 | 23,22 | 0,002 |
|
| ||||
| Fiebre | 1,376 | 0,816 | 2,321 | 0,232 |
|
| ||||
| Anosmia | 78,333 | 10,626 | 577,461 | <0,001 |
|
| ||||
| Mareo | 1,302 | 0,721 | 2,352 | 0,382 |
|
| ||||
| Mialgia | 2,335 | 1,374 | 3,967 | 0,002 |
|
| ||||
| Odinofagia | 11,909 | 3,564 | 39,797 | <0,001 |
|
| ||||
| Sarpullido | 3,875 | 0,839 | 17,892 | 0,083 |
|
| ||||
| Rinorrea | 10,789 | 3,734 | 31,171 | <0,001 |
|
| ||||
| Tos | 24,117 | 10,374 | 56,066 | <0,001 |
|
| ||||
| Vómitos | 1,236 | 0,441 | 3,464 | 0,687 |
|
| ||||
| Síncope | 0,327 | 0,029 | 3,663 | 0,365 |
|
| ||||
| Disgeusia | 60,506 | 8,199 | 446,53 | <0,001 |
|
| ||||
| Intensidad de la cefalea | 1,208 | 1,041 | 1,401 | 0,013 |
|
| ||||
| Cefalea al despertar | 1,728 | 0,884 | 3,379 | 0,11 |
|
| ||||
| Empeoramiento progresivo | 0,435 | 0,185 | 1,025 | 0,057 |
|
| ||||
| Resistencia al tratamiento | 0,796 | 0,428 | 1,483 | 0,473 |
|
| ||||
| La peor cefalea de todos los tiempos | 3,583 | 1,644 | 7,81 | 0,001 |
|
| ||||
| Aparición repentina | 0,476 | 0,16 | 1,42 | 0,183 |
|
| ||||
| Confusión | 0,867 | 0,419 | 1,793 | 0,701 |
|
| ||||
| Localización holocraneal | 0,844 | 0,421 | 1,693 | 0,632 |
|
| ||||
| Localización hemicránea | 0,56 | 0,302 | 1,036 | 0,065 |
|
| ||||
| Topografía frontal | 1,037 | 0,616 | 1,745 | 0,893 |
|
| ||||
| Topografía temporal | 0,824 | 0,476 | 1,425 | 0,488 |
|
| ||||
| Topografía parietal | 0,307 | 0,157 | 0,599 | 0,001 |
|
| ||||
| Topografía occipital | 1,191 | 0,556 | 2,551 | 0,654 |
|
| ||||
| Topografía periocular | 2,286 | 0,935 | 5,587 | 0,07 |
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| ||||
| Topografía de vértices | 0,56 | 0,196 | 1,599 | 0,278 |
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| Topografía cervical | 1,067 | 0,338 | 3,365 | 0,912 |
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| Calidad de prensado | 1,127 | 0,616 | 2,062 | 0,699 |
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| Calidad palpitante | 1,026 | 0,483 | 2,176 | 0,947 |
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| Fotofobia | 0,538 | 0,311 | 0,933 | 0,027 |
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| Fonofobia | 0,356 | 0,207 | 0,61 | <0,001 |
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| Osmofobia | 1,343 | 0,328 | 5,506 | 0,682 |
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| Clinofilia | 0,562 | 0,307 | 1,03 | 0,062 |
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| Precipitación por tos | 2,114 | 1,005 | 4,447 | 0,049 |
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| Empeoramiento al caminar | 0,507 | 0,274 | 0,94 | 0,031 |
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| Empeoramiento por el movimiento de la cabeza | 0,306 | 0,178 | 0,526 | <0,001 |
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| Empeoramiento por el movimiento de los ojos | 0,29 | 0,159 | 0,527 | <0,001 |
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| Náuseas | 0,996 | 0,456 | 2,176 | 0,992 |
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| Vómito | 1,171 | 0,333 | 4,115 | 0,806 |
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| Antecedentes de hipertensión arterial | 0,255 | 0,048 | 1,344 | 0,107 |
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| Antecedentes de diabetes | 0,255 | 0,048 | 1,344 | 0,107 |
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| Tabaquismo | 1,666 | 0,698 | 3,979 | 0,25 |
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| Antecedentes de trastornos cardíacos | 0,882 | 0,193 | 4,035 | 0,872 |
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| Antecedentes de trastornos pulmonares | 2,393 | 0,486 | 11,777 | 0,283 |
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| Antecedentes de trastornos oncológicos | 0,657 | 0,13 | 3,327 | 0,612 |
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| Antecedentes de trastornos neurológicos | 0,824 | 0,216 | 3,152 | 0,778 |
En el análisis de regresión multivariante, las variables que permanecieron estadísticamente significativas fueron la disnea, la rinorrea, la tos, el dolor periocular, la fonofobia y el empeoramiento por movimientos oculares (p sin corrección < 0,05). Después de ajustar para múltiples comparaciones, sólo la tos (odds ratio: 21,316; intervalo de confianza al 95%: 4,298-105,725; p = 0,0002) y la rinorrea (odds ratio: 15,433; intervalo de confianza al 95%: 3,104-76,721; p = 0,012) permanecieron asociadas con la cefalea relacionada con la COVID-19.
Discusión
En el presente estudio se compararon pacientes con cefalea relacionada con la COVID-19 y pacientes con cefalea relacionada con la vacuna contra la COVID-19. Para asegurar la comparabilidad de ambos grupos, se eligió un diseño de casos y controles, en el que los casos se emparejaron con controles según la edad, el sexo y la historia previa de cefalea de los pacientes. Ambos grupos eran similares en cuanto a variables demográficas y la historia previa de los pacientes, excepto por los antecedentes familiares de cefalea, que eran un 13% más frecuentes en los pacientes con cefalea relacionada con la vacuna contra la COVID-19. Como era de esperar, los pacientes con cefalea relacionada con la COVID-19 informaron con más frecuencia de síntomas asociados. En cuanto al fenotipo de la cefalea y los síntomas asociados, los pacientes con cefalea relacionada con la vacuna contra la COVID-19 experimentaron más a menudo dolor en la región parietal, y padecieron fonofobia y un empeoramiento de la cefalea con movimientos de cabeza y oculares con más frecuencia. Por el contrario, los pacientes con cefalea relacionada con la COVID-19 tenían una cefalea más prolongada y describían la cefalea como la peor que habían experimentado en más casos.
No existe un fenotipo clínico específico de la cefalea relacionada con la COVID-19 o de la cefalea relacionada con la vacuna contra la COVID-19. En el primer caso, la mayoría de los pacientes informan de una cefalea bilateral, con localización frontotemporal, intensidad moderada a grave, calidad de presión y acompañada de síntomas asociados aproximadamente en un tercio de los pacientes [5,19]. En el caso de la cefalea relacionada con la vacuna contra la COVID-19, el fenotipo clínico también era en su mayoría una cefalea bilateral, de intensidad moderada a grave, con localización predominantemente frontal-temporal, calidad de presión y no frecuentemente acompañada de síntomas asociados, y empeoraba con la actividad física rutinaria [20-22]. Las diferencias entre los dos grupos no son llamativas y podrían estar relacionadas con la población estudiada, que incluye la edad de los pacientes, el sexo, la frecuencia de antecedentes de cefalea [23], la gravedad de la COVID-19 [7], los antecedentes de COVID-19 en el caso de los receptores de la vacuna contra la COVID-19 [22] y, quizás, el tipo de vacuna contra la COVID-19 administrada [24,25].
Por lo tanto, si el fenotipo de la cefalea no parece ser distinto, la diferenciación entre estos trastornos de la cefalea podría hacerse en función de los síntomas asociados, como observamos en nuestro estudio. La COVID-19 es una enfermedad sistémica que causa múltiples síntomas respiratorios y sistémicos [19]. En el caso de la cefalea relacionada con la vacuna contra la COVID-19, los síntomas sistémicos más comúnmente descritos fueron disnea, fiebre o sensación de fiebre, artralgia o mareos [20-22]. En los ensayos clínicos de las vacunas contra la COVID-19, se informó de eventos adversos en un 27-55% [8-10]. En otro estudio transversal que comparó la cefalea relacionada con la vacuna contra la COVID-19 y la cefalea relacionada con la COVID-19 en los mismos pacientes, los pacientes con cefalea relacionada con la vacuna contra la COVID-19 tenían más frecuentemente cefalea hemicraneal y tenían menos frecuentemente síntomas asociados, como anosmia, ageusia, agravamiento por la actividad física o náuseas. La mayoría de las diferencias estaban en el rango del 10-20% entre los grupos, excepto para la anosmia y la ageusia, que eran un 50% más frecuentes en el grupo de la COVID-19 [22]. Es importante destacar que los casos de COVID-19 incluidos en este estudio se infectaron durante la primera ola, sin infecciones previas o vacunación, por lo que la frecuencia de los síntomas asociados podría ser más alta de lo esperado en un individuo adecuadamente vacunado en la actualidad.
En marzo de 2021 se informó de casos de trombosis en ubicaciones inusuales, que se asociaron con trombocitopenia grave en individuos vacunados con vacunas basadas en vectores de adenovirus no replicantes [26]. El síndrome de trombosis con trombocitopenia inducida por vacunas está causado por la activación y el consumo de plaquetas, desencadenado por anticuerpos antifactor-4 de plaquetas [27]. La cefalea es el síntoma más frecuente de este síndrome y puede incluso preceder a la trombosis [28,29]. La característica más específica para diferenciar entre la cefalea inducida por vacuna convencional y la cefalea relacionada con el síndrome de trombosis con trombocitopenia es el inicio retrasado de la cefalea, necesario para producir los anticuerpos responsables [30]. Además, en el síndrome de trombosis con trombocitopenia, los pacientes muestran trombocitopenia y niveles elevados de dímero-D; sin embargo, en caso de características atípicas o señales de alarma relacionadas con la cefalea, se debe investigar a los pacientes y se debe descartar una trombosis del seno venoso cerebral [30].
En el caso de la cefalea relacionada con la COVID- 19 y la cefalea relacionada con la vacuna contra la COVID-19, la fisiopatología parece estar asociada con la respuesta inmunológica. Los pacientes con cefalea durante el curso de la COVID-19 tienen un mejor pronóstico [15,31], con niveles más altos de citocinas antiinflamatorias y niveles más bajos de citocinas proinflamatorias que los pacientes sin cefalea, lo que sugiere una respuesta inmunológica más eficiente [32]. En el caso de la cefalea relacionada con la vacuna contra la COVID-19, la respuesta inmunológica desencadenada por la vacunación causa la cefalea y otros síntomas sistémicos, aunque la cefalea puede ser más frecuente y prominente en pacientes con antecedentes de COVID-19 [22].
Nuestro estudio tiene limitaciones importantes. En primer lugar, el tamaño de la muestra es modesto y algunos análisis estadísticos fueron restrictivos, lo que podría implicar resultados falsos negativos. Los participantes eran estudiantes y personal de la universidad, por lo que podría haber factores de confusión debidos al nivel educativo y podría ser más fácil para ellos identificar las características fenotípicas de su cefalea. La muestra no podría ser representativa de otros grupos étnicos y pacientes graves, para garantizar la comparabilidad de casos y controles, aunque los pacientes hospitalizados por COVID-19 han sido previamente analizados en otros artículos del grupo de investigación [7,15,16, 32]. Además, los pacientes con COVID-19 se inscribieron durante la primera ola de la pandemia, por lo que la mayoría de ellos se infectó con la variante de Wuhan, antes de las campañas de vacunación. Los instrumentos que se utilizaron diferían, desde una entrevista clínica hasta un cuestionario en línea, lo que podría causar cierto grado de sesgo de detección, a pesar de que el cuestionario se adaptó e incluyó las mismas variables.
Conclusión
En el presente estudio, los fenotipos clínicos de la cefalea relacionada con la COVID-19 y la cefalea relacionada con la vacuna contra la COVID-19 fueron similares, y la presencia de síntomas sistémicos es la diferencia más específica entre ambos grupos. La cefalea relacionada con la vacuna contra la COVID-19 afectó con mayor frecuencia a la región parietal y empeoró con los movimientos de cabeza y ojos en más casos. En contraste, la cefalea relacionada con la COVID-19 duró más tiempo y fue descrita como la peor cefalea jamás experimentada por más pacientes.
Funding Statement
Financiación: El estudio recibió financiación pública competitiva y fue respaldado por el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), código 07.04.467804.74011, y la Administración de Salud Regional, Gerencia Regional de Salud, Castilla y León (SACYL), código GRS: 2289/A/2020. La fuente de financiación no tuvo un papel en el diseño o interpretación del estudio.


