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. Author manuscript; available in PMC: 2010 Dec 29.
Published in final edited form as: Horiz Enferm. 2006;17(2):15–22. [Article in Spanish]

Uso de Sustancias en Mujeres con Desventaja Social: Riesgo para el Contagio de VIH/SIDA

R Cianelli 1,*, L Ferrer 1, M Bernales 2, S Miner 3, L Irarrázabal 3, Y Molina 4
PMCID: PMC3011817  NIHMSID: NIHMS129930  PMID: 21197380

Abstract

Antecedentes La caracterización epidemiológica en Chile apunta a feminización, pauperización y heterosexualización de la epidemia del VIH, lo que implica un mayor riesgo para las mujeres en desventaja social. Si a esto se suma la utilización de sustancias, la vulnerabilidad de este grupo frente al VIH/SIDA aumenta.

Objetivo

Describir el uso de sustancias en mujeres con desventaja social e identificar factores de riesgo de contagio de VIH, asociados a este consumo.

Material y Método

52 mujeres fueron entrevistadas como parte del proyecto “Testeando una intervención en prevención de VIH/SIDA en mujeres chilenas” GRANT # RO1 TW 006977. Se describen variables sociodemográficas y de consumo de sustancias a través de estadísticas descriptivas y se analiza la relación entre variables a través de pruebas de correlación.

Resultados

Los resultados indican un perfil sociodemográfico que sitúa a las mujeres en situación de vulnerabilidad frente al contagio de VIH/SIDA, con alto índice de uso de sustancias que acentúa el riesgo.

Conclusiones

Los hallazgos apuntan a la necesidad de considerar intervenciones que se enfoquen en la prevención de VIH en mujeres, abordando los riesgos asociados al consumo de sustancias.

Keywords: Uso de sustancias, VIH/SIDA, Mujeres, Chile

Keywords: Substance use, HIV/AIDS, Women, Chile

INTRODUCCIÓN

Las estimaciones del Programa Conjunto de Naciones Unidas para la infección por VIH/SIDA, muestran que hasta fines del 2002, había en el mundo un total de 42 millones de personas viviendo con VIH/SIDA, de los cuales, 19,2 millones correspondían a mujeres (ONUSIDA, 2004). En chile, la tasa de notificación anual de VIH/SIDA ha experimentado un sostenido aumento, en 1984 se reportaban 0,05 casos por cada 100.000 habitantes, cifra que ha aumentado a 9,9 casos en el año 2004 (MINSAL, 2006).

Las variaciones en la caracterización de la epidemia en Chile, permiten distinguir tres fenómenos en el contagio de VIH: pauperización, feminización y heterosexualización. El fenómeno de pauperización, propio de América Latina y El Caribe (OPS, 2000), refiere a la incidencia de factores relacionados con la inequidad socioeconómica, que favorecen la propagación del VIH en grupos poblacionales de menores ingresos (CONASIDA, 2003).

La feminización indica un crecimiento mayor a lo largo del tiempo de los casos de infección por VIH en mujeres, comparativamente con el número de casos de hombres. El VIH está afectando severamente a mujeres, en quienes el modo predominante de transmisión es la relación sexual heterosexual. Actualmente son las mujeres con pareja estable las que concentran la mayor cantidad de nuevos contagios (CONASIDA, ONUSIDA, 2004).

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2003) la rápida propagación de VIH ha sido favorecida por el uso de sustancias y la adopción o realización de conductas de riesgo sexual (ONUSIDA, 2003), trasformándose ambos modos en las principales formas de contagio (Centers for Disease Control [CDC],2004; Pan American Health Organization [PAHO], 2001).

La conducta de riesgo sexual es definida como el ejercicio de las siguientes actividades: relacionarse sexualmente con parejas que hayan presentado síntomas de infecciones de transmisión sexual, relacionarse sexualmente con más de una pareja en el último trimestre y presentar inconsistencia en el uso de preservativo. Según datos de la primera Encuesta Nacional de Comportamiento Sexual realizada en Chile, las mujeres declaran tener en promedio 1.9 parejas sexuales en la vida (MINSAL, 2000).

Las conductas de riesgo de contagio de VIH asociadas al uso de drogas, pueden dividirse en dos tipos: riesgo directo, referido al contagio por vía intravenosa en el intercambio de jeringuillas; y riesgo vicario, relacionado al aumento de la probabilidad de incurrir en prácticas de riesgo sexual (Grulich, A., De Visser, R., Smith, A., Rissel, C. & Richters, J., 2003), como consecuencia del uso de sustancias (Cooperman, Falkin, Cleland, 2005; Nadeau., Truchon, Biron, 2000; Vaughn, 2004). En relación con el riesgo vicario, que asocia consumo de sustancias y conducta sexual riesgosa, se ha visto que las mujeres que usan o abusan de sustancias tienen más probabilidades de participar en comportamientos que involucran riesgo sexual (CDC, 2006; Cooperman 2005). Estas conductas sexuales de riesgo se asocian al aumento de la cantidad de parejas sexuales, mantener relaciones sexuales sin protección, intercambiar sexo por dinero o drogas, tener sexo con parejas que se inyectan drogas, y evitar conversación acerca del preservativo al interior de la pareja (Morrison, Diclemente, Wingood, & Collins, 1998, Vaughn, 2004, Cooperman, 2005).

De la misma forma se ha visto que, aunque las mujeres reporten tener conocimiento sobre los riesgos sexuales, el efecto de las drogas sobre sus cogniciones provoca una pérdida de autoeficacia para la realización de conductas de protección. Se favorece el predominio de creencias equivocadas sobre el riesgo de sus parejas y aumenta el deseo sexual, lo que incrementa considerablemente el riesgo de contagio (Nadeau, Truchon, & Biron, 2000, American Academy of Pediatrics Committee on Pediatric AIDS, 2006).

Según el Estudio General de Drogas realizado por la Comisión Nacional para el Control de Estupefacientes (CONACE, 2004) que evalúa el consumo de drogas en la población chilena, la tasa de consumo de drogas ilícitas asciende a 5,83%. Las drogas con mayores índices de consumo son marihuana, clorhidrato de cocaína y pasta base, con una tasa de consumo en la población general de 5,29 %, 1,28 % y 0,62 % respectivamente. Se observa que los hombres consumen considerablemente más drogas que las mujeres.

En relación al uso de alcohol, los datos muestran un sostenido aumento en los últimos 10 años, acentuándose la tasa de consumo desde 38,86% en 1996 hasta 56,80% en el 2004. Aunque aún es mayor la cantidad de hombres que usan y abusan de alcohol en Chile, este incremento también ha afectado a las mujeres donde la tasa de consumo aumentó de 29,93 % en 1996 a 49,90 % en el 2004. Así mismo, la cifra de dependencia en mujeres ha subido a un 6,76%, y se estima que habría dos mujeres dependientes del alcohol por cada cinco hombres (CONACE, 2004).

Consistentemente con los estudios citados, las mujeres Chilenas, identifican el uso de sustancias y alcohol como un factor de riesgo para la transmisión de VIH (Cianelli, 2003). Asocian además dichas conductas adictivas a violencia sexual, infidelidad, prostitución y promiscuidad, todas conductas que han demostrado ser un riesgo para la adquisición del virus.

Si bien una conducta de riesgo puede ser evaluada individualmente, es importante tomar en cuenta que el comportamiento de la pareja sexual es crucial, por la influencia que ésta tiene en el nivel de riesgo individual. En relación con este tema, se ha visto que el consumo de drogas de la pareja es un factor importante que incrementa considerablemente el riesgo de contagio (Neundorfer, 2005). En este sentido, se ha observado que existe una relación negativa entre la utilización de drogas inyectables y el uso de medidas de prevención para VIH/SIDA. Esto origina un incremento en el riesgo de contagio para las parejas de estas personas, que contituyen un grupo de riesgo para el contagio de VIH/SIDA a pesar de no ser ellas quienes consumen las sustancias ilícitas (Silveira, Béria, Horta, Tomasi, & Victoria, 2001; Neundorfer, 2005; PAHO, 2001).

En Brasil, se estima que 50% de los personas que se inyectan drogas son VIH positivo y entre hombres que se inyectan drogas, se encontró que 83% reconocen no utilizar preservativos con sus parejas sexuales (PAHO, 2001). Un estudio cualitativo en los Estados Unidos entre mujeres viviendo con VIH, concluyó que la mitad de la muestra (n= 24) se había contagiado con VIH a través de contacto heterosexual con una pareja que se inyectaba drogas (Neundorfer, 2005).

De acuerdo a los antecedentes presentados, es posible establecer que la incidencia de VIH/SIDA en Chile, podría estar mediada entre otros factores, por el consumo de sustancias en la población. El objetivo del presente estudio es describir el uso de sustancias en mujeres con desventaja social e identificar factores de riesgo de contagio de VIH, asociados a este consumo.

METODOLOGÍA

Los datos para este artículo provienen de un estudio financiado por los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH) denominado “Testeando una intervención en prevención de VIH/SIDA en mujeres chilenas” GRANT # RO1 TW 006977 (PI, Cianelli). Utilizando un diseño mixto, durante la primera fase son exploradas las necesidades de la población con técnicas cualitativas, con el fin de adaptar una intervención para mujeres en desventaja social, de acuerdo a sus necesidades específicas. En la segunda fase, en curso actualmente, utilizando técnicas cuantitativas se evalúa la efectividad de la intervención creada. Para ello se aplica un instrumento previo a la intervención, inmediatamente posterior a ella y luego de tres meses. Diversas escalas forman parte del instrumento, las que evalúan variables sociodemográficas, conocimientos en torno a VIH/SIDA, actitudes relacionadas con la prevención de VIH/SIDA y conductas de riesgo relacionadas con el contagio de VIH, entre las que se cuentan el consumo de sustancias.

En el presente artículo, se reportan resultados preliminares cuantitativos, de los datos iniciales de la segunda fase del estudio, relacionados con VIH/SIDA y uso de sustancias.

El estudio se desarrolla en 10 centros de salud ubicados en dos comunas en desventaja social del área sur oriente de Santiago. Las comunas seleccionadas para el estudio son similares en términos de ingreso económico y características de la población: bajo ingreso per cápita, bajo nivel educacional y alta incidencia de violencia y consumo de sustancias.

El reclutamiento de las participantes se realizó en las salas de espera de los centros de salud. La muestra quedó constituida por 52 mujeres, que representan el total de la muestra hasta el momento de la realización de este artículo. El proyecto original contempla la participación de 500 mujeres.

Los criterios de inclusión para este estudio fueron: 1) tener entre 18 y 49 años de edad; 2) vivir en una de las dos comunas del estudio; 3) haber estado casada o haber tenido pareja en los últimos seis meses; y 4) aceptar participar voluntariamente en el estudio.

La obtención de la información se realizó a través de una entrevista estructurada, cara a cara, utilizando el instrumento diseñado para el estudio original. Cada entrevista tomó aproximadamente sesenta minutos y fue realizada por encuestadores entrenados. Todas las participantes firmaron un consentimiento informado aprobado por el Comité de Ética de la Escuela de Enfermería de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

En el artículo se presentan las características sociodemográficas que definen a la muestra y se realiza una descripción del uso de sustancias, utilizando la información obtenida de preguntas insertas en el instrumento del estudio original (Ver Tabla 1).

TABLA 1.

EJEMPLOS DE PREGUNTAS REALIZADAS

Variables Sociodemográficas
Ejemplo de preguntas, cada pregunta presenta alternativas de respuesta:
¿Cuál su estado civil actual?
¿Cuál es el nivel más alto de educación que usted ha completado?
Historia Sexual
Ejemplo de preguntas, cada pregunta tiene por respuesta el número mencionado por la mujer:
¿Con cuántos hombres diferentes ha tenido usted relaciones sexuales durante toda su vida?
¿Con cuántos hombres diferentes ha tenido usted relaciones sexuales durante los últimos tres meses?
Consumo de Sustancias
Ejemplo de preguntas, cada pregunta presenta alternativas de respuesta:
¿Ha usado usted alguna vez en su vida Marihuana?
¿Ha usado usted alguna vez en su vida Alcohol?
¿Ha usado usted alguna vez en su vida Cocaína?
¿En los últimos tres meses, cuantas veces ha estado drogada?
¿En los últimos meses cuantas veces su pareja ha estado drogado?
¿En los últimos meses cuantas veces ha estado tomada (ebria) o drogada antes de tener relaciones sexuales?
¿En los últimos meses cuantas veces ha estado su pareja tomado (ebrio) o drogado antes de tener relaciones sexuales?

Para el análisis de datos se utilizó el software estadístico SPSS 12.0, calculando estadísticos descriptivos: promedio, desviación estándar y frecuencias. Para establecer asociación entre uso de sustancias y conductas de riesgo para VIH se utilizó prueba de correlación de Pearson y Spearman.

RESULTADOS

Descripción de la muestra

Las edades de las mujeres se encuentran entre 18 y 49 años, con un promedio de 33,9 ± 8.9. Todas las participantes refieren tener pareja al momento del estudio y 78,8% manifiesta estar viviendo con su pareja. Del total un 51,9% refiere estar casada.

En relación al número de hijos, el rango se encuentra entre 0 y 5 con un promedio de 2,4 ± 1.3. Casi sesenta y dos por ciento de la muestra (61,5%) manifiesta ser católica y 15,4 % declara no pertenecer a ninguna religión. En relación al nivel educacional de las mujeres, el 34,6% finalizó la enseñanza básica, el 51,9% la enseñanza media y 9,6% la enseñanza técnica (3,8% no responde).

Respecto a su situación laboral 55,7% de las mujeres no trabaja. Este porcentaje se distribuye en 26,9% que declara encontrarse sin trabajo y 28,8% que manifiesta ser dueña de casa. El 44,3% que trabaja lo hace principalmente en actividades de servicios. El ingreso mensual total de los hogares es en promedio $188.269 (US$ 349). En cuanto a las personas que viven con ese ingreso, el rango se encuentra entre 1 y 9, siendo el promedio 4,4 personas ± 1.66. El cálculo del ingreso per cápita mensual es $48.502 (US$ 91). En relación al seguro de salud con que cuentan las mujeres, 75% declara pertenecer a FONASA y 23,1% manifiesta encontrarse sin previsión. Un 1,9% declara tener otro sistema de salud.

Uso de Sustancias

En relación a uso de sustancias, un 79 % de la muestra había consumido sustancias al menos una vez en su vida. En Tabla 2 se presenta el tipo de sustancias que las mujeres reportan haber utilizado en algún momento de su vida, las de mayor uso son: alcohol (67,3%), marihuana (32,7%) y cocaína (11,5%). Respecto a drogas inyectables, un 1,9% de las mujeres reportan su uso.

TABLA 2.

TIPOS DE SUSTANCIAS CONSUMIDAS POR LAS MUJERES ALGUNA VEZ EN SU VIDA*

TIPO DE SUSTANCIA %
Alcohol 67,3 %
Marihuana 32,7 %
Cocaína 11,5 %
Heroína 5,8 %
Pasta Base 3,8 %
Cigarrillo de Marihuana mezclado con otra droga 3,8 %
Crack 1,9 %
Cualquier droga inyectable 1,9 %
Pegamento 1,9 %
Éxtasis 0,0 %
*

Las mujeres podían seleccionar más de un tipo de sustancia.

Considerando el uso de alcohol, del total de mujeres 19,2 % refiere haber estado una o dos veces ebria durante los últimos tres meses. En relación a sus parejas, 48,1 % refiere que ellos han estado ebrios al menos en dos ocasiones durante los últimos tres meses y 5,8 % habría estado drogado.

Conductas de riesgo para VIH/SIDA

Considerando factores de riesgo para VIH se describen uso de sustancias al momento de tener relaciones sexuales, tener múltiples parejas sexuales, tener un estado sexológico desconocido de algún miembro de la pareja sexual y uso de preservativos. Las mujeres reportan lo siguiente.

Referente al consumo de sustancias durante los últimos 3 meses, un 3,8% de las mujeres manifiesta haberse encontrado ebria al momento de tener relaciones sexuales, ninguna de ellas manifiesta uso de otra sustancia en la misma situación.

El rango de número de parejas sexuales durante toda la vida es entre 1 y 10, con un promedio de 3. Del total de mujeres 32,7% refiere haber tenido una pareja sexual en su vida y el porcentaje restante varía entre 2 y 4 parejas (42,3%) y más de 5 parejas (25%).

. En relación a uso de preservativo, las mujeres reportan su utilización en forma aislada sólo como método de planificación familiar. Referente al examen de VIH, 65.4% de las mujeres señala no habérselo realizado, de aquellas mujeres que se lo realizaron 34,6 % señalan que el resultado fue negativo, el resto no conoce el resultado. Adicionalmente, 3,9 % de las mujeres manifiestan que su pareja se ha realizado el examen de VIH durante los últimos tres meses, de ese total, el 75% afirma que los resultados del examen habrían sido negativos, el porcentaje restante (25%) señala no conocer el resultado.

Al analizar la correlación entre factores de riesgo para VIH y el uso de sustancias, dos factores aparecen como estadísticamente significativos. Estos son número de parejas sexuales y haberse realizado el test de Elisa para VIH. El uso de sustancias durante toda la vida se correlaciona positivamente con número de parejas sexuales en el mismo período de tiempo (p< 0.05). Existe una asociación negativa entre uso de drogas durante toda la vida y haberse realizado el Examen de VIH en algún momento de la vida (p< 0.05).

DISCUSIÓN Y CONCLUSIÓN

La caracterización epidemiológica en Chile apunta a la feminización, la pauperización y la heterosexualización de la epidemia del VIH (CONASIDA, 2003), lo que implica un mayor riesgo para las mujeres en desventaja social que tienen pareja estable. Las características de las mujeres en estudio, apuntan a un perfil similar al descrito. Si a esto se suma la utilización de sustancias, su vulnerabilidad frente al VIH aumenta (Riehman, K., Wechsberg, W., Francis, S., Moore, M. & Morgan-Lopez, A. 2006).

El objetivo de este estudio, fue describir el uso de sustancias en mujeres con desventaja social e identificar factores de riesgo de contagio de VIH, asociados a este consumo.

De acuerdo a este objetivo, como se aprecia en los resultados, las mujeres presentan un consumo durante su vida mayor que el reflejado en el estudio realizado por CONACE (2004), pudiendo representar estas cifras un mayor consumo de sustancias en población con desventaja social. En cuanto al tipo de sustancias utilizadas por la muestra se aprecia una tendencia al uso de drogas similares a la población nacional (alcohol, marihuana y cocaína). Importante es la diferencia entre la prevalencia del consumo de alcohol en la muestra (67.0 %) y la prevalencia a nivel nacional (49,9 %), observándose una notoria alza de este grupo en comparación con el país.

Respecto al consumo de drogas inyectables, 1,9% de las mujeres manifiestan su utilización, lo que las pone en riesgo directo de contagio de VIH en caso de compartir agujas con otros usuarios. El uso de drogas no inyectables conlleva un riesgo de contagio indirecto para VIH (Cooperman 2005; CDC, 2006) asociado a mantener comportamientos que involucran riesgo sexual. Las mujeres de la muestra presentan un porcentaje de consumo de sustancias que las sitúa en una posición de vulnerabilidad frente al contagio de VIH. Se suma a lo anterior el riesgo asociado a mantener relaciones sexuales bajo la influencia de alcohol o sustancias, por parte de su pareja.

En relación a la correlación entre uso de sustancias y número de parejas sexuales durante toda la vida de la mujer, reafirma el riesgo potencial que existe entre uso de sustancias y comportamientos de riesgo sexual, ya que el uso de sustancias conlleva un mayor número de parejas sexuales, y, por ende, mayor vulnerabilidad frente al VIH/SIDA.

Otro aspecto a considerar en el riesgo de adquirir VIH/SIDA, es el conocimiento respecto al estatus serológico personal y en la pareja. Respecto a esto, dos tercios de las mujeres refieren no haberse realizado nunca el examen para VIH y de aquellas que si lo realizaron, es posible asumir que tuvieron acceso al examen a través de su control pre natal, no siendo requerido en forma espontánea. En cuanto a su pareja, solo 3,9% se han realizado el mencionado examen. Lo anterior indica desconocimiento del estado serológico por parte de las mujeres y sus parejas, exponiéndolas a mayor riesgo de contagio.

Los hallazgos de este estudio apuntan a la necesidad de considerar intervenciones en mujeres que se enfoquen en la prevención de VIH, y los riesgos asociados al consumo de sustancias. Las limitaciones de este estudio radican en su tamaño muestral, se sugiere replicar el estudio con una muestra mayor, en una población similar y, además en población de mujeres que no se encuentren en desventaja social, lo que permitirá tener una visión amplia de las mujeres chilenas en relación a la epidemia del VIH. A pesar del tamaño muestral pequeño, si se pudo identificar factores de riesgo para VIH, significativamente mayores en mujeres que usan sustancias.

Acknowledgments

El principal apoyo para este estudio proviene de los Institutos de Salud Pública de Estados Unidos NIH, (Grant # 1 R01 TW00 6977, PI, Cianelli).

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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