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. 2014 Mar 20;46(8):433–439. [Article in Spanish] doi: 10.1016/j.aprim.2013.05.010

Patrón socioeconómico en la alimentación no saludable en niños y adolescentes en España

Socioeconomic pattern in unhealthy diet in children and adolescents in Spain

Estrella Miqueleiz a,, Lourdes Lostao a, Paloma Ortega b, Juana M Santos b, Paloma Astasio b, Enrique Regidor b,c
PMCID: PMC6985642  PMID: 24656757

Resumen

Objetivo

Investigar la posible asociación de patrones alimentarios relacionados con la obesidad y la posición socioeconómica en la población infantil y adolescente española.

Diseño

Estudio descriptivo transversal.

Participantes

Los datos proceden de la Encuesta Nacional de Salud de 2007, realizada a una muestra representativa española de 0 a 15 años. En este estudio se han analizado 6.143 sujetos de 5 a 15 años.

Mediciones principales

Se ha estimado la prevalencia de omisión de desayuno, la prevalencia de bajo consumo de fruta y verdura y la prevalencia de alto consumo de comida rápida, snacks y bebidas azucaradas. Los indicadores de posición socioeconómica han sido el nivel de estudios y la clase social de la persona que aportaba más ingresos económicos al hogar. En cada consumo de alimentos se han estimado las diferencias socioeconómicas mediante la razón de prevalencia, tomando como referencia la categoría socioeconómica más alta.

Resultados

Tanto en la infancia como en la adolescencia la magnitud de la razón de prevalencia muestra un gradiente socioeconómico inverso en todos los consumos de alimentos investigados: la menor y la mayor razón de prevalencia se observa en los sujetos de familias de posición socioeconómica más alta y más baja, respectivamente.

Conclusión

En la población infantil y adolescente española la alimentación no saludable relacionada con la obesidad muestra un patrón socioeconómico claro.

Palabras clave: Infancia, Adolescencia, Obesidad, Dieta no saludable, Posición socioeconómica

Introducción

Diversas investigaciones realizadas en las 2 últimas décadas en países desarrollados han encontrado una relación inversa entre posición socioeconómica y obesidad infantil. Entre los mecanismos propuestos para explicar esta relación se encuentra una diferente frecuencia de hábitos y conductas no saludables en los distintos grupos socioeconómicos. Uno de estos hábitos y conductas es la existencia de patrones alimentarios que incrementan el riesgo de obesidad infantil1. Se han identificado varios aspectos de la ingesta alimentaria que probablemente incrementan la aparición de sobrepeso y obesidad infantil, tales como la frecuencia y distribución de las comidas a lo largo del día, el consumo de bebidas azucaradas y tentempiés, el alto consumo de comida rápida, el tamaño de las porciones, la omisión del desayuno, las comidas fuera de casa y el bajo consumo de frutas y verduras2, 3, 4, 5. Asimismo se ha observado que los niños y adolescentes pertenecientes a familias de posición socioeconómica baja muestran mayor frecuencia de algunas de esas características de la alimentación no saludable que aquellos de familias de posición socioeconómica alta.

Una investigación en Alemania mostró que el nivel bajo de estudios y el escaso poder adquisitivo de los padres se asociaban con un menor consumo de frutas, verduras y de aceite de oliva6. En investigaciones realizadas en Finlandia y Dinamarca se ha observado que los niños cuya madre tenía un nivel de estudios bajo mostraban un consumo elevado de azúcares, de alimentos ricos en grasas y de snacks, y un consumo inferior al deseado de vegetales y frutas7, 8. Así mismo, una investigación con datos de varios países europeos reveló mayor frecuencia de consumo diario de refrescos entre los chicos y chicas de familias con menores recursos económicos en los países de Europa Occidental y del Norte9. Esta investigación también mostró que el hábito de desayunar y el consumo de fruta fueron más frecuentes entre los niños y niñas de familias más acomodadas9.

En España también se ha observado una mayor frecuencia de alimentación no saludable en las familias de posición socioeconómica baja en diferentes ámbitos geográficos en la primera década del presente siglo10, 11, 12. Sin embargo, se desconoce si los patrones alimentarios que incrementan el riesgo de obesidad infantil muestran un gradiente socioeconómico en todo el ámbito del Estado. El estudio Enkid, realizado en 1998-2000 a una muestra de la población española entre 2 y 24 años, mostró un claro gradiente socioeconómico en el consumo de la mayoría de alimentos estudiados, pero no investigó este gradiente según grupos de edad13. El objetivo de este trabajo es averiguar la posible asociación de patrones alimentarios relacionados con la obesidad y la posición socioeconómica en la infancia y en la adolescencia en España.

Material y métodos

Los datos se han obtenido de la Encuesta Nacional de Salud Española (ENSE) de 2007. Los métodos de esta encuesta se han publicado con anterioridad14. La ENSE es una investigación en una muestra representativa de la población no institucionalizada residente en España. Se realizó mediante entrevista personal. El cuestionario de menores, dirigido a la población de 0 a 15 años, fue contestado por la persona que se ocupa habitualmente del menor y puede ser la madre, el padre o el tutor. La selección de los entrevistados se obtuvo mediante muestreo polietápico estratificado, siendo las unidades de primera etapa las secciones censales y las unidades de segunda etapa las viviendas familiares principales. Un 4% de los hogares seleccionados rehusaron contestar. En el presente estudio se incluyeron 6.244 individuos entre 5 y 15 años. Un 2% fueron excluidos por presentar ausencia de respuesta a alguna de las variables objeto de análisis, por lo que finalmente se utilizaron las respuestas de 6.143 sujetos.

Se preguntó por la frecuencia semanal de consumo de distintos tipos de alimentos. Las categorías de respuesta eran las siguientes: a diario; 3 o más veces a la semana, pero no a diario; una o 2 veces a la semana; menos de una vez a la semana y nunca o casi nunca. Se ha analizado el consumo de fruta fresca, de verduras y hortalizas, de comida rápida (pollo frito, bocadillos, pizzas...), de bebidas azucaradas y de snacks (patatas fritas, ganchitos, galletitas saladas, etc.). En el consumo de fruta y de verduras se ha estimado la frecuencia inferior a 3 veces a la semana, y en el consumo de comida rápida, de bebidas azucaradas y de snacks se ha estimado la frecuencia de 3 o más veces a la semana.

También se preguntó por el desayuno habitual. Se ofrecían 6 alternativas y la respuesta a cada una era sí o no. Las alternativas eran: a) café, leche, té, chocolate, cacao, yogur, etc; b) pan, tostadas, galletas, cereales, bollería —con o sin mantequilla— aceite, etc; c) fruta, zumo, etc., d) huevos, queso, fiambre, bacón o salchichas; e) otro tipo de alimentos y/o bebidas; y f) nada, no suele desayunar. Se ha considerado que un sujeto no desayunaba o hacía un desayuno insuficiente cuando se obtenía una respuesta afirmativa a la primera y última alternativas y, al mismo tiempo, se respondía negativamente al resto de alternativas.

Como indicadores de la posición socioeconómica se han utilizado el nivel de estudios y la clase social de la persona que aportaba más ingresos económicos al hogar. El nivel de estudios, en función de la titulación más alta alcanzada, se ha agrupado en 3 categorías: 1) estudios universitarios; 2) estudios de segundo ciclo de 2.° grado; y 3) estudios de primer ciclo de 2.° grado e inferiores. La clase social, en función de la ocupación desempeñada ese momento o basándonos en la última desempeñada, también se ha agrupado en 3 categorías: 1) profesionales y directivos (empresarios, directivos y profesionales con titulación universitaria); 2) profesiones intermedias (profesionales de apoyo a la gestión, empleados administrativos, trabajadores de los servicios, autónomos y supervisores de trabajadores manuales); y 3) trabajadores manuales.

Los análisis se han realizado por separado en niños y en niñas y en 2 grupos de edad: 5 a 9 años y 10 a 15 años. No obstante, en el caso del consumo de frutas, verduras, comida rápida, bebidas azucaradas y snacks, los resultados han sido similares en niños y en niñas y se presenta la estimación conjunta. En primer lugar se ha estimado la prevalencia (en porcentaje) del consumo de los diferentes alimentos en cada una de las categorías de posición socioeconómica, y en segundo lugar se ha estimado la asociación entre las medidas de posición socioeconómica y el consumo de alimentos mediante la razón de prevalencia. Se ha tomado como referencia el grupo de sujetos de posición socioeconómica más alta. Para contrastar si la magnitud de la razón de prevalencia de cada categoría socioeconómica difería significativamente de la categoría de referencia se calculó su intervalo de confianza al 95%. Los intervalos de confianza fueron calculados en función de la varianza estimada mediante el método de Mantel-Haenszel. No se ajustó por ningún factor de confusión, dado que el objetivo del presente trabajo es describir el patrón socioeconómico en la alimentación no saludable en la población infantil española. El programa estadístico utilizado ha sido SPSS versión 19.0.

Resultados

El número de los sujetos de estudio según el sexo, la edad y las variables de posición socioeconómica aparecen en la tabla 1. La prevalencia de población que no desayuna o hace un desayuno insuficiente según la posición socioeconómica se muestra en la tabla 2. La prevalencia es mayor en niñas que en niños en cualquier grupo de edad y en cualquier categoría de las 2 variables socioeconómicas. La mayor diferencia se observa en los sujetos de 5 a 9 años pertenecientes a familias con estudios universitarios, cuya prevalencia es 2,9% en varones y 9,4% en mujeres. Las categorías socioeconómicas superior e inferior muestran, respectivamente, la menor y la mayor prevalencia de ausencia de desayuno o desayuno insuficiente. En líneas generales, las diferencias socioeconómicas en esta prevalencia son de mayor magnitud en niños que en niñas. En niños la razón de porcentajes en el grupo perteneciente a familias con menor nivel de estudios con respecto a aquellas con estudios universitarios es 4,66 entre los 5 y 9 años y 2,58 entre los 10 y 15 años, en cambio los valores en niñas fueron 1,68 y 2,13, respectivamente. Así mismo, en niños la razón de porcentajes en el grupo de trabajadores manuales frente al grupo de profesionales directivos es 1,77 entre los 5 y 9 años y 1,70 entre los 10 y 15 años, en cambio los valores en niñas fueron 1,31 y 1,43, respectivamente.

Tabla 1.

Número y distribución porcentual de sujetos según la posición socioeconómica del sustentador principal del hogar y la edad

Posición socioeconómica del sustentador principal y edad Varones
Mujeres
N (%) N %
Nivel de estudios
 5 a 9 años
  Universitarios 299 22,3 307 23,6
  2.° grado 2.° ciclo 434 32,3 387 29,7
  2.° grado primer ciclo e inferiores 608 45,3 607 46,6
 10 a 15 años
  Universitarios 370 20,1 343 20,7
  2.° grado 2.° ciclo 527 28,6 502 30,3
  2.° grado primer ciclo e inferiores 947 51,4 812 49,0
  Total 3185 100,0 2958 100,0



Clase social
 5 a 9 años
  Profesionales y directivos 326 24,3 317 24,2
  Profesiones intermedias 313 23,3 313 23,9
  Trabajadores manuales 703 52,4 679 51,9
 10 a 15 años
  Profesionales y directivos 414 22,5 389 23,5
  Profesiones intermedias 445 24,2 426 25,7
  Trabajadores manuales 979 53,3 842 50,8
  Total 3.180 100,0 2.966 100,0

Tabla 2.

Prevalencia (en porcentaje) de niños y adolescentes que no desayunan o que hacen un desayuno insuficiente y razón de porcentajes según la posición socioeconómica del sustentador principal del hogar

Posición socioeconómica del sustentador principal y edad Mujeres
Varones
% Razón de porcentajes (IC 95%) Prevalencia (%) Razón de porcentajes (IC 95%)
Nivel de estudios
 5 a 9 años
  Universitarios 2,9 1 9,4 1
  2.° grado 2.° ciclo 8,3 2,86 (1,38-5,89) 12,9 1,37 (0,89-2,11)
  2.° grado primer ciclo e inferiores 13,0 4,46 (2,25-8,85) 15,9 1,68 (1,14-2,49)
 10 a 15 años
  Universitarios 5,1 1 7,9 1
  2.° grado 2.° ciclo 7,8 1,55 (0,91-2,62) 16,6 2,11 (1,40-3,19)
  2.° grado primer ciclo e inferiores 13,1 2,58 (1,62-4,13) 16,7 2,13 (1,44-3,16)



Clase social
 5 a 9 años
  Profesionales y directivos 5,4 1 10,7 1
  Profesiones intermedias 12,5 2,32 (1,35-3,99) 14,9 1,40 (0,92-2,11)
  Trabajadores manuales 9,5 1,77 (1,06-2,94) 14,0 1,31 (0,91-1,90)
 10 a 15 años
  Profesionales y directivos 6,6 1 11,7 1
  Profesiones intermedias 10,6 1,60 (1,02-2,51) 14,1 1,20 (0,84-1,72)
  Trabajadores manuales 11,2 1,70 (1,13-2,54) 16,7 1,43 (1,04-1,95)

IC 95%: intervalo de confianza al 95%.

La tabla 3 muestra la prevalencia de población que toma fruta o verdura menos de 3 veces a la semana, según la posición socioeconómica. La prevalencia de ese escaso consumo es mayor en la verdura que en la fruta. En ambos tipos de consumo los sujetos pertenecientes a categorías socioeconómicas superiores e inferiores muestran, respectivamente, las prevalencias más baja y más alta. Las diferencias socioeconómicas en la prevalencia de este consumo inadecuado muestran mayor magnitud en la fruta que en la verdura. Por ejemplo, en el grupo de 5 a 9 años la razón de porcentajes en el grupo perteneciente a familias con menor nivel de estudios con respecto a aquellos pertenecientes a familias con mayor nivel de estudios es 2,32 en la fruta y 1,23 en la verdura; en el grupo de 10 a 14 años los valores fueron 2,11 y 1,87, respectivamente.

Tabla 3.

Prevalencia (en porcentaje) de niños y adolescentes que toman fruta o verdura menos de 3 veces a la semana y razón de porcentajes según la posición socioeconómica del sustentador principal del hogar

Posición socioeconómica del sustentador principal y edad Fruta
Verdura
% Razón de porcentajes (IC 95%) % Razón de porcentajes (IC 95%)
Nivel de estudios
 5 a 9 años
  Universitarios 8,8 1 35,9 1
  2.° grado 2.° ciclo 16,9 1,92 (1,42-2,61) 36,0 1,00 (0,87-1,15)
  2.° grado primer ciclo e inferiores 20,4 2,32 (1,75-3,09) 44,1 1,23 (1,08-1,39)
 10 a 15 años
  Universitarios 14,0 1 25,5 1
  2.° grado 2.° ciclo 17,4 1,24 (0,99-1,56) 37,9 1,48 (1,28-1,73)
  2.° grado primer ciclo e inferiores 29,5 2,11 (1,72-2,57) 47,8 1,87 (1,63-2,15)



Clase social
 5 a 9 años
  Profesionales y directivos 8,9 1 36,3 1
  Profesiones intermedias 16,4 1,83 (1,34-2,50) 42,7 1,18 (1,02-1,35)
  Trabajadores manuales 20,0 2,24 (1,71-2,95) 39,8 1,10 (0,97-1,24)
 10 a 15 años
  Profesionales y directivos 15,3 1 28,0 1
  Profesiones intermedias 21,8 1,42 (1,15-1,75) 41,1 1,47 (1,28-1,69)
  Trabajadores manuales 26,5 1,73 (1,44-2,07) 45,6 1,63 (1,44-1,85)

IC 95%: intervalo de confianza al 95%.

La tabla 4 muestra los resultados sobre prevalencia de población que toma comida rápida, snacks o bebidas azucaradas más de 3 veces a la semana. También se aprecia un patrón socioeconómico: los sujetos de las categorías socioeconómicas inferiores son los que presentan la prevalencia más alta, llegando a superar la cifra del 40% en el consumo de bebidas azucaradas más de 3 veces por semana en sujetos de 10 a 15 años. La magnitud de la razón de porcentaje que compara esa prevalencia en la categoría socioeconómica más baja con respecto a la categoría socioeconómica más alta oscila alrededor de 2. La magnitud más baja se observa en el consumo de comida rápida en el grupo de 5 a 9 años —la razón de porcentaje según el nivel de estudios y según la ocupación es 1,63 y 1,66, respectivamente— y la magnitud más alta se observa en el consumo de snacks en el grupo de 5 a 9 años según el nivel de estudios, cuya razón de porcentaje es 2,28.

Tabla 4.

Prevalencia (en porcentaje) de niños y adolescentes que toman comida rápida, snacks o bebidas azucaradas 3 o más veces a la semana y razón de porecentajes según la posición socioeconómica del sustentador principal del hogar

Posición socioeconómica del sustentador principal y edad Comida rápida
Snacks
Bebidas azucaradas
% Razón de porcentajes (IC 95%) % Razón de porcentajes (IC 95%) % Razón de porcentajes (IC 95%)
Nivel de estudios
 5 a 9 años
  Universitarios 8,0 1 10,4 1 15,5 1
  2.° grado 2.° ciclo 10,1 1,26 (0,89-1,77) 13,7 1,31 (0,98-1,76) 20,7 1,34 (1,06-1,69)
  2.° grado primer ciclo e inferiores 13,1 1,63 (1,19-2,22) 23,8 2,28 (1,76-2,96) 29,7 1,92 (1,56-2,37)
 10 a 15 años
  Universitarios 8,1 1 13,0 1 21,2 1
  2.° grado 2.° ciclo 13,0 1,60 (1,18-2,16) 17,6 1,35 (1,07-1,71) 31,0 1,46 (1,23-1,74)
  2.° grado primer ciclo e inferiores 17,1 2,10 (1,60-2,76) 23,7 1,82 (1,47-2,25) 41,6 1,97 (1,68-2,30)



Clase social
 5 a 9 años
  Profesionales y directivos 8,0 1 11,2 1 15,2 1
  Profesiones intermedias 8,4 1,04 (0,72-1,52) 16,0 1,43 (1,08-1,91) 17,5 1,15 (0,89-1,48)
  Trabajadores manuales 13,3 1,66 (1,23-2,24) 21,2 1,89 (1,48-2,42) 29,9 1,96 (1,60-2,40)
 10 a 15 años
  Profesionales y directivos 9,3 1 12,2 1 21,3 1
  Profesiones intermedias 13,7 1,46 (1,11-1,93) 19,4 1,59 (1,25-2,00) 32,2 1,52 (1,28-1,79)
  Trabajadores manuales 16,3 1,74 (1,37-2,23) 23,3 1,91 (1,55-2,35) 40,9 1,92 (1,66-2,23)

IC 95%: intervalo de confianza al 95%.

Discusión

Principales hallazgos

En el presente estudio se ha encontrado asociación entre la posición socioeconómica del hogar y el consumo de alimentos no saludables en la población infantil y adolescente española. Concretamente se ha observado un gradiente inverso: los niños y adolescentes pertenecientes a hogares de posición socioeconómica alta y baja muestran, respectivamente, el menor y mayor porcentaje de un consumo no saludable.

Fortalezas y limitaciones

Los hallazgos se han obtenido de una muestra representativa de los niños y adolescentes residentes en España, y constituyen las estimaciones más actuales acerca del patrón socioeconómico de la alimentación no saludable en esta población.

El consumo de alimentos no se ha obtenido mediante un método objetivo, como un sistema de registro, sino que ha sido informado por los padres o responsables del menor por medio de cuestionarios de frecuencia. Los estudios que han examinado la validez de la información referida por los padres han concluido que es muy elevada15, sobre todo en la medida en que esta información es proporcionada por el miembro de la familia que se encarga habitualmente de la alimentación del niño. En cualquier caso, un sesgo de información en la frecuencia de consumo de los alimentos investigados no puede excluirse.

Comparación con otros estudios

El patrón socioeconómico observado en la omisión o insuficiencia del desayuno concuerda con otros estudios realizados en España16, Europa9 o en EEUU17. De igual forma, los hallazgos observados en estudios de otros países reflejan que las niñas eran más propensas a omitir el desayuno que los niños18, 19. Según algunos autores las niñas evitan el desayuno o desayunan poca cantidad para controlar su peso17, 20.

Diversas investigaciones realizadas en Cataluña, Canarias y Granada también encontraron menor frecuencia de consumo de verduras y frutas en niños de posición socioeconómica baja10, 11, 12. Estudios realizados en Finlandia, Dinamarca y Canadá observaron que los niños cuya madre tenía nivel de estudios bajo mostraban un consumo elevado de snacks y un consumo inferior al deseado de vegetales y frutas7, 8, 21. Un estudio realizado en Canadá en niños de 4 y 5 años reveló mayor frecuencia de consumo de refrescos azucarados entre aquellos de clase social baja22, y otro estudio en adolescentes de EE. UU. relacionó el consumo de comida rápida con factores sociodemográficos23.

Probablemente la educación y la posición socioeconómica de los padres influye en los hábitos alimentarios, facilitando o restringiendo la comprensión de la información nutricional y el cumplimiento de las recomendaciones nutricionales. Para algunos autores existe cierto grado de controversia sobre si el nivel de formación de los padres, en especial el de la madre, influye en la nutrición de los hijos durante toda la etapa infantil y la adolescencia, o si su influencia se vería limitada hasta los 10 años de edad12. Los resultados del presente estudio apoyan la posible influencia en ambos periodos. No obstante, se trata de una hipótesis sobre la que no existe acuerdo en la comunidad científica24.

Otros autores han enfatizado la importancia de los ingresos económicos como explicación de los hallazgos encontrados25, 26. El precio de las frutas y verduras puede influir negativamente en su consumo, especialmente en familias con ingresos bajos y, por otro lado, las familias con ingresos bajos son más propensas a vivir en barrios con menor número de tiendas con alimentos saludables a un precio asequible21. En cualquier caso, estas posibles explicaciones se refieren a los hallazgos obtenidos en investigaciones realizadas fundamentalmente en Canadá y EE. UU.27, con lo que es difícil trasladarlas a los resultados obtenidos en las poblaciones europeas, donde el diseño de las ciudades es muy diferente.

Un hallazgo relevante obtenido aquí ha sido la mayor diferencia socioeconómica en el consumo de fruta que en el consumo de verdura. Esto se ha debido a que el porcentaje de consumo insuficiente de fruta es muy bajo en los sujetos de posición socioeconómica alta, en comparación con el porcentaje de consumo insuficiente de verduras. Es posible que en España los padres de posición socioeconómica alta estén más preocupados por el consumo de frutas que por el consumo de verduras de sus hijos.

Implicaciones para la práctica clínica y la investigación

La posición socioeconómica de los hogares es una característica que hay que conocer a la hora de recomendar pautas de alimentación, ya que los niños y adolescentes españoles de familias de posición socioeconómica baja constituyen un grupo de especial riesgo en función de la elevada prevalencia de alimentación no saludable.

Diversos estudios han concluido que las preferencias alimentarias y los gustos difieren entre grupos socioeconómicos28, 29. La investigación futura debería identificar el peso que en esas diferencias tienen diversos factores ligados a la posición socioeconómica, ya sean las circunstancias materiales externas o los distintos sistemas de creencias acerca de la salud.

Lo conocido sobre el tema

  • -

    En España se ha observado una mayor frecuencia de alimentación no saludable en las familias de posición socioeconómica baja en diferentes ámbitos geográficos.

  • -

    Se desconoce si los patrones alimentarios que incrementan el riesgo de obesidad infantil muestran un gradiente socioeconómico en todo el ámbito del Estado.

Qué aporta este estudio

  • -

    Se ha observado un patrón socioeconómico en el consumo de fruta, verdura, comida rápida, snacks, bebidas azucaradas y en la ausencia de desayuno en la población infantil y adolescente en todo el ámbito estatal.

  • -

    Este patrón es similar en el grupo de 5 a 9 años que en el grupo de 10 a 15 años.

Conflicto de intereses

Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.

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