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. 2011 Mar 15;43(8):417–425. [Article in Spanish] doi: 10.1016/j.aprim.2010.07.009

Violencia del compañero íntimo: estudio con profesionales de enfermería

Intimate partner violence: study with female nurses

María Aurora Rodríguez-Borrego a,, Manuel Vaquero Abellán b, Liana Bertagnolli c, Elisa Muñoz-Gomariz d, Rosa Redondo-Pedraza e, Adoración Muñoz-Alonso e
PMCID: PMC7025013  PMID: 21411190

Resumen

Objetivo

Describir la violencia ejercida por el compañero íntimo en mujeres que además son enfermeras, en una muestra de profesionales que prestan sus servicios en Andalucía.

Diseño

Estudio descriptivo transversal.

Emplazamiento

Hospitales y distritos sanitarios de Andalucía.

Participantes

Se incluyó en el análisis a 622 mujeres enfermeras que desarrollaban sus actividades profesionales en las ocho provincias andaluzas.

Mediciones principales

Características sociodemográficas y presencia de malos tratos (psíquico, físico y sexual).

Resultado

El 78,5% de las enfermeras estaban casadas o con pareja estable y un sustento económico familiar con ambos sueldos; el 71,1% poseían hijos y/o personas mayores dependientes. Se comprobó asociación significativa entre maltrato y: estado civil; convivencia; sustento económico familiar; hijos y/o personas mayores dependientes. La media de edad fue de 42,5 años ± 8,1 (22-62 años); superior entre maltratadas (44 años) que en no maltratadas (41,8 años). El 21,7% de las parejas pertenecían a la clase social I y el 16,9% a la clase II. El 33,0% de las enfermeras sufrió maltrato. De estos, el 75,1% fue psicológico (P). Del total de casos de abuso, el 60,0% era menos grave o de menor gravedad y el 40,0% era más grave o de mayor gravedad.

Conclusiones

Se constata la presencia de maltrato, por el compañero íntimo, en mujeres que tienen como profesión la Enfermería, predominando las manifestaciones referidas al aspecto psicológico, aunque se dan también otras formas de maltrato.

Palabras clave: Violencia de género, Violencia por compañero íntimo, Violencia doméstica, Mujeres maltratadas, Enfermería

Introducción

La violencia contra la mujer (VCM) es una de las expresiones más graves de discriminación en este grupo humano. En 1975, la primera conferencia mundial sobre la mujer, organizada por la Asamblea General de las Naciones Unidas1, tuvo como principal objetivo recordar a la comunidad internacional que la discriminación contra la mujer seguía siendo un problema en buena parte del mundo.

No obstante y a pesar de la atención que se presta a los derechos de la mujer2, ha habido escasos progresos en la reducción de la VCM3. En España, el número de mujeres muertas por violencia del compañero íntimo (VCI) en el año 2007 fue de 71, en 2008 de 76 y en 2009 de 554.

Una de las iniciativas para mejorar esta situación fue la Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género5, en la que se atribuye a las administraciones sanitarias la responsabilidad de promover medidas para la identificación temprana de mujeres que sufren este tipo de violencia, una propuesta recomendada también por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria6.

Los estudios de Richardson et al7, Blanco et al8 y Coll-Vinent et al9 coinciden en señalar que los problemas de salud derivados de la violencia doméstica no son reconocidos habitualmente por los profesionales sanitarios.

La VCM perpetrada por el compañero íntimo es un fenómeno complejo, y una de las formas más comunes de violencia de género. Se considera un problema de Salud Pública, no solo porque tiene consecuencias sobre la salud de la mujer, sino también porque los servicios sanitarios son los lugares donde más frecuentemente acuden las mujeres en esta situación10.

De acuerdo con la macroencuesta4 sobre violencia contra las mujeres en España de 2006, el porcentaje total de mujeres maltratadas era en 1999 de 12,4%; de 11,1% en 2002 y de 9,6% en 2006. Con datos de esa misma fuente, en Andalucía, el porcentaje de mujeres maltratadas fue superior en los años citados: 13,6% (1999), 13,3% (2002) y 11,1% (2006).

Centrándonos en la población objeto de nuestro estudio, hay que señalar que la Enfermería es una profesión especialmente femenina. En España en el año 2008, del total de profesionales colegiados el 16,46% eran varones y el 83,54% eran mujeres11. El elevado porcentaje de profesionales enfermeras mujeres induce a preguntarse si en el colectivo se encontrara también presente este tipo de violencia por compañero íntimo.

Se plantea un estudio con el objetivo de conocer si dentro del colectivo de mujeres enfermeras de la comunidad de Andalucía existe este tipo de violencia y, en caso afirmativo, describir cuáles son las manifestaciones de ese maltrato.

Material y métodos

Estudio transversal, desarrollado en el ámbito de la asistencia sanitaria, tanto pública como privada, tanto hospitalaria como de Atención Primaria, de Andalucía. Se contactó con un total de 84 centros sanitarios, de los que 58 aceptaron participar.

La población objeto de estudio estaba compuesta por mujeres de profesión enfermera y que estuvieran ejerciendo su actividad profesional, excluyendo a las que no hubieran tenido nunca marido o pareja y/o fueran extranjeras.

El tamaño muestral calculado fue de 451, a partir de una prevalencia esperada del 12%, tasa encontrada en el colectivo de mujeres de la población española, de acuerdo con la macroencuesta del Instituto de la Mujer de 19994; con una precisión del 3% y un nivel de confianza del 95%. En previsión de posibles pérdidas se distribuyeron un 50% más de cuestionarios.

El cálculo se hizo con el programa Epi Info versión 6.04d. Para el muestreo, se tuvieron en cuenta los siguientes estratos: centro, público, privado, categoría profesional y provincia, utilizando los datos proporcionados por el Anuario del Instituto de Estadística de Andalucía, año 200612.

La distribución de las 451 enfermeras de la muestra por provincia se refleja en la tabla 1.

Tabla 1.

Distribución de la muestra por provincias según el cálculo muestral

Provincia Total Hospital público Hospital privado Atención Primaria pública Atención Primaria privada
Almería 32 23 1 8
Cádiz 72 42 9 17 4
Córdoba 49 34 3 11 1
Granada 46 35 1 10
Huelva 27 19 1 7
Jaén 43 31 12
Málaga 59 44 3 11 1
Sevilla 123 89 6 26 2
Total 451 317 24 102 8

Se envió a todas las direcciones de los centros una solicitud de permiso para pasar el cuestionario. A partir de los centros que lo concedieron, se hizo el muestreo, aleatorizando lugares (Unidades en los hospitales y Centros de Salud en los Distritos Sanitarios).

Los cuestionarios distribuidos fueron 815, de los que finalmente pudieron analizarse 622.

La variable resultado, existencia de malos tratos, se obtuvo a partir de un cuestionario estructurado, autoadministrado, creado por Delgado et al (2006)13, que consta de 10 preguntas, tipo Likert, enfocadas a la detección de malos tratos físicos, psicológicos y sexuales. La variable fue planteada como dicotómica: “sí”, para la existencia de malos tratos, y “no”, para la ausencia de malos tratos. En la escala de medida empleada por los autores del cuestionario (tabla 2), se realizaron modificaciones, una vez que detectamos un error14 en la recodificación de la pregunta “1. ¿Respeta sus sentimientos?”13, por lo que en este estudio hemos considerado como “no maltrato” las respuestas bastantes veces y casi siempre y “sí maltrato” en nunca, casi nunca y algunas veces.

Tabla 2.

Recodificación de las variables del maltrato según Delgado et al (2006)

Preguntas Su marido/pareja Maltrato
No
1. ¿Respeta sus sentimientos?a nunca algunas veces
casi nunca bastantes veces
casi siempre
2. ¿La ha insultado, avergonzado o humillado? nunca algunas veces
casi nunca bastantes veces
casi siempre
3. ¿Les ha amenazado a usted, a sus hijos o a alguna persona querida? nunca casi nunca
algunas veces
bastantes veces
casi siempre
4. ¿Ha roto alguna de sus cosas o algún objeto de la casa? nunca casi nunca
algunas veces
bastantes veces
casi siempre
5. ¿Ha intentado controlar su vida o sus movimientos? nunca algunas veces
casi nunca bastantes veces
casi siempre
6. ¿Le ha pegado? nunca casi nunca
algunas veces
bastantes veces
casi siempre
7. ¿Ha llegado a producirle heridas? nunca casi nunca
algunas veces
bastantes veces
casi siempre
8. ¿La ha obligado a mantener relaciones sexuales sin querer usted? nunca casi nunca
algunas veces
bastantes veces
casi siempre
9. ¿Le ha amenazado con un arma u otros objetos? nunca casi nunca
algunas veces
bastantes veces
casi siempre
10. ¿Ha llegado a herirla con un arma u otros objetos? nunca casi nunca
algunas veces
bastantes veces
casi siempre
a

En el presente estudio se consideró como ″no maltrato″ a las respuestas bastantes veces y casi siempre y ″sí maltrato″ en nunca, casi nunca y algunas veces13-14.

A su vez, se contemplaron dos variables policotómicas: el tipo de maltrato (categorías: ningún tipo; psicológico; físico; sexual; psicológico y físico; psicológico y sexual; físico y sexual y psicológico; físico y sexual) y dimensiones latentes del maltrato (no sufre maltrato; maltrato menos severo o de menor gravedad las preguntas: 1, 2, 3, 5, 6 y 8, y maltrato más severo o de mayor gravedad a partir de las preguntas 4, 7, 9 y 10).

Las variables independientes se obtuvieron a partir de preguntas referentes a las características sociodemográficas que se pueden ver en las Tabla 3, Tabla 4, Tabla 5. Para la clasificación de la clase social se utilizó la propuesta por la Sociedad Española de Epidemiología15: I = Directivos de la Administración Pública y de empresas de 10 o más asalariados, profesiones asociadas con titulaciones de segundo y tercer ciclo universitario. II = Directivos de empresas con menos de 10 asalariados. Profesiones asociadas con una titulación de primer ciclo universitario. Técnicos y profesionales de apoyo. Artistas y deportistas. IIIa = Personal de tipo administrativo y profesionales de apoyo a la gestión administrativa y financiera. Trabajadores de los servicios personales y de seguridad. IIIb = Trabajadores por cuenta ajena. IIIc = Supervisores de trabajadores manuales. IVa = Trabajadores manuales cualificados. IVb = Trabajadores manuales semicualificados. V = Trabajadores no cualificados.

Tabla 3.

Características sociodemográficas de la muestra (N = 622). Enfermeras que prestan sus servicios asistenciales en Andalucía

Variable N Porcentaje (IC 95%)
Estado civil
 Soltera 71 11,4 (9,1-14,2)
 Casada/pareja estable 488 78,5 (75,0-81,6)
 Separada/divorciada 54 8,7 (6,6-11,2)
 Viuda 8 1,3 (0,6-2,6)



Convivencia
 Marido/parejaa 247 39,7 (35,9-35,9)
 Familia origen/familia parejab 76 12,2 (9,8-15,1)
 Sola 32 5,1 (3,6-7,3)
 Hijo/sc 55 8,8 (6,8-11,4)
 a + b 2 0,3 (0,1-1,3)
 a + c 190 30,5 (27,0-34,4)
 b + c 2 0,3 (0,1-1,3)
 a + b + c 10 1,6 (0,8-3,0)



Centro de trabajo
 Público 588 94,5 (92,4-96,1)
 Privado 29 4,7 (3,2-6,7)



Ámbito de trabajo
 Rural 172 27,7 (24,2-31,4)
 Urbano 444 71,4 (67,6-74,9)
 Hospital 406 65,3 (61,4-69,0)
 Atención Primaria 216 34,7 (31,0-38,6)



Puesto que ocupa en el trabajo
 Enfermera base 545 87,6 (84,7-90,0)
 Gestión 71 11,4 (9,1-14,2)



Sustento económico familiar
 Su sueldo 107 17,2 (14,4-20,4)
 Sueldo pareja 22 3,5 (2,3-5,4)
 Ambos sueldos 488 78,5 (75,0-81,6)



Hijos y/o personas mayores dependientes
 Sí 442 71,1 (67,0-74,6)
 No 173 27,8 (24,4-31,5)



N.° de dependientes, media (DE) 603 1,4 (1,4-1,5)
Años de relación con la pareja 608 18,2 (17,5-19,0)
Edad de la enfermera (años) 609 42,5 (41,9-43,2)

Puede no sumar el total a causa de algunos valores perdidos.

Tabla 4.

Comparación entre maltratadas y no maltratadas, según las variables cuantitativas estudiadas

Variable Media (DT)
p
N
Maltrato
No
Edad de la enfermera 44 (7,4) 41,8 (8,4) 0,002
N = 200 N = 409
N.° de dependientes 1,6 (1,2) 1,3 (1,1) 0,06
N = 200 N = 409
Años de relación 18,3 (9,4) 18,1 (9,5) 0,82
N = 200 N = 409

Puede no sumar el total (n = 622) a causa de algunos valores perdidos. DT: desviación típica.

Tabla 5.

Asociación entre variables sociodemográficas cualitativas y maltrato*

Variable Maltrato (%)
p
No
Estado civil
 Soltera 13,5 7,3 0,000
 Casada/pareja estable 82,0 71,7
 Separada/divorciada 3,6 19,0
 Viuda 1,0 2,0



Convivencia
 Marido/parejaa 43,3 34,0 0,000
 Familia origen/familia parejab 13,9 9,4
 Sola 5,1 5,4
 Hijo(s)c 4,1 18,7
 a + b 0,0 1,0
 a + c 31,9 29,1
 b + c 0,2 0,5
 a + b + c 1,5 2,0



Centro de trabajo
 Público 94,4 97,1 0,15
 Privado 5,6 2,9



Ámbito de trabajo
 Rural 26,7 30,4 0,34
 Urbano 73,3 69,6
 Hospital 60,4 59,0 0,79
 Atención Primaria 39,6 41,0



Puesto que ocupa en el trabajo
 Enfermera base 88,3 88,8 0,87
 Gestión 11,7 11,2



Sustento económico familiar
 Su sueldo 13,1 25,9 0,000
 Sueldo pareja 4,1 2,4
 Ambos sueldos 82,8 71,7



Hijos y/o personas mayores dependientes
 Sí 69,1 77,5 0,03
 No 30,9 22,5



Clase social de la pareja
 Clase I 25,6 16,2 0,13
 Clase II 17,1 18,3
 Clase IIIa 13,6 16,8
 Clase IIIb 2,2 1,5
 Clase IIIc 13,6 13,2
 Clase IVa 3,5 5,1
 Clase IVb 1,2 3,6
 Clase V
*

Puede no sumar el total a causa de algunos valores perdidos. p = significación

El cuestionario fue distribuido en dos períodos, de mayo a julio de 2008 en Córdoba y de abril a junio de 2009 en el resto de las provincias andaluzas una vez se obtuvo financiación; los cuestionarios iban acompañados de una carta explicativa del proyecto, como forma de consentimiento informado, en la que no se requería la firma de los participantes en el estudio para preservar el anonimato. La recogida de los mismos se realizaba en cajas precintadas colocadas en lugar accesible, seguro y que respetara la intimidad. El plazo medio para depositarlos era de 7 días.

En el análisis de los datos se utilizó el programa estadístico SPSS (versión 14.0 para Windows).

Se resumieron los datos a partir de tablas de frecuencia (número de casos y porcentajes) para las variables cualitativas y estadísticos descriptivos (media y desviación típica) para las cuantitativas, con intervalo de confianza del 95% (IC 95%). También se emplearon la prueba de Chi-cuadrado de Pearson, para explorar diferencias entre proporciones; y la prueba de la t de Student para comparar las medias entre los grupos maltrato y no maltrato, considerando estadísticamente significativas las diferencias con p < 0,05.

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Esquema general del estudio. Estudio descriptivo transversal para detectar las manifestaciones de violencia ejercida por el compañero íntimo en mujeres enfermeras que prestan sus servicios en Andalucía. Variables analizadas: Variable dependiente: Maltrato. Cuestionario Delgado et al (2006). Variables sociodemográficas: edad, años de relación con la pareja, provincia, estado civil, convivencia, centro de trabajo, ámbito de trabajo, puesto de trabajo, sustento económico familiar, clase social de la pareja, hijos y/o personas mayores dependientes y el número de estos.

Resultados

En la tabla 3 se presentan las características sociodemográficas del grupo estudiado (n = 622). Se observa que el 78,5% estaban casadas/pareja estable, aunque solo el 39,7% convivían con el marido o pareja. El 78,5% tenían un sustento económico familiar con ambos sueldos (enfermera y su pareja). La mayoría de las enfermeras (87,6%) ocupaban el puesto de enfermera base.

Al comparar los porcentajes de la clase social del marido/pareja de las enfermeras que no sufren maltrato (n = 417) con los de las que sufrieron algún tipo de maltrato (n = 205), no hay diferencias significativas.

El 33% de las enfermeras encuestadas sufrió maltrato y el 67% no. De los 205 casos de maltrato: el 75,1% de las enfermeras lo presentó psicológico (P), el 1,5% físico (F) y el 2% sexual (S), de manera exclusiva; también se obtuvieron casos de malos tratos asociados: el 4,9% psicológico y físico (PF), el 9,3% psicológico y sexual (PS) y el 7,3% los tres tipos juntos (psicológico, físico y sexual [PFS]). Del total de casos, el 60% se calificó como menos grave o de menor gravedad y el 40% como más grave o de mayor gravedad (tabla 6).

Tabla 6.

Frecuencia absoluta y porcentaje de maltrato y tipo de maltrato sufrido por las profesionales de enfermería y su gravedad (N = 622)

N Porcentaje (IC 95%)
Variable
  205 33,0 (29,3-36,8)
 No 417 67,0 (63,2-70,7)



Tipo de maltrato
 Exclusivos
  Psicológico (P) 154 24,8 (21,4-28,4)
  Físico (F) 3 0,5 (0,1-1,5)
  Sexual (S) 4 0,6 (0,2-1,8)
 Asociados
  Psicológico y físico (PF) 10 1,6 (0,8-3,0)
  Psicológico y sexual (PS) 19 3,0 (1,9-4,8)
  Psicológico, físico y sexual (PFS) 15 2,4 (1,4-4,0)
  Físico y sexual (FS) 0 0,0 (0,0-0,0)
Gravedad del maltrato
 Menos grave o de < gravedad 123 19,8 (16,8-23,2)
 Más grave o de > gravedad 82 13,2 (10,7-16,0)

Al comparar las medias de las variables cuantitativas entre grupos, maltrato/no maltrato, solo la variable edad de la enfermera presentó diferencias significativas (p = 0,002) (tabla 4).

Cuando se relacionaron las variables sociodemográficas y maltrato (MT), se comprobó asociación con: estado civil (p = 0,000); convivencia (p = 0,000); sustento económico familiar (p = 0,000) e hijos y/o personas mayores dependientes (p = 0,030) (tabla 5).

Discusión

En los últimos años, diversos trabajos han intentado determinar la magnitud real del fenómeno, tanto a nivel poblacional como en el ámbito sanitario4, 16; no obstante, la utilización de metodologías e instrumentos diferentes para el estudio del mismo aconseja hacer las comparaciones con cautela.

El estudio tiene algunas limitaciones, que deben tenerse en cuenta a la hora de interpretar los resultados y de valorar los posibles sesgos: se han aleatorizado lugares y no personas, la voluntariedad de los centros en dar la aprobación para llevar a cabo el estudio y la de las enfermeras en responder al cuestionario.

Un posible sesgo vendría porque el muestreo por estratos se hizo en función del total de profesionales enfermeros que trabajan en la Comunidad de Andalucía, donde están incluidos hombres y mujeres, y la población de estudio incluía exclusivamente mujeres.

El número total de cuestionarios recogidos en las provincias de Cádiz y Córdoba está descompensado respecto al cálculo muestral realizado. También el hecho de no haber tenido la participación significativa de centros privados no permite detectar si existen diferencias entre las mujeres que trabajan en la Comunidad Autónoma Andaluza como enfermeras y que sufrieron VCI, entre las que prestan sus servicios asistenciales en centros públicos o en centros privados.

En relación con el presente estudio se puede pensar que es posible que haya una ocultación de los hechos de violencia por la intimidad del tema y/o por vergüenza, pudiendo infraestimar los datos del real maltrato; o por el contrario podría suceder que las enfermeras más dispuestas a participar son las que tienen más que decir sobre el tema porque están más afectadas, lo que podría aumentar la prevalencia artificialmente.

Con respecto a las características que identifican a las personas sujetos del estudio, el estado civil casada o con pareja estable presentó la mayor frecuencia (grupo 1-no maltrato: 341-82,8%; grupo 2-sí maltrato: 147-71,1%). También en los estudios de Días-Olavarrieta et al17 y Christofides et al18 la mayoría de las enfermeras estaban casadas, un 58,7 y un 57% respectivamente.

En los 205 casos de maltrato, la media de años de relación con la pareja era 18,3 (DE = 9,4). Este dato no indica el número de años de maltrato sufrido, pero sugiere un largo tiempo de relación con su agresor.

La convivencia prolongada de la víctima con el agresor, en parte, también es debido a la existencia de hijos pequeños19. En el presente estudio, en los casos de maltrato (205-33%), el 28,8% (59 mujeres) convivían con el marido/pareja más hijo(s) y el 32% (65 mujeres) convivían con marido/pareja más hijo(s) y otros familiares.

Del total de casos de abuso (205), ocho enfermeras no contestaron sobre la clase social de la pareja. Las clases sociales I, II, IIIa y IIIb fueron más frecuentes que las clases sociales IIIc y V. Se puede pensar que las primeras tienen un mayor nivel educativo. Oliveira20 encontró que la mayoría de las parejas de las enfermeras encuestadas tenían estudios superiores completos –estudios universitarios de primer ciclo– (77,6%).

Así mismo Lewis21 concluyó que los ingresos eran más elevados en el grupo con maltrato que en el grupo de no maltrato. Por lo tanto, tal y como indican Vives-Cases et al22 aún es insuficiente la evidencia empírica que asocia la conducta violenta de los hombres contra sus parejas con determinados grupos de bajo nivel socioeconómico.

La mayoría de las mujeres del presente estudio tiene 40 años de edad, está casada o con pareja estable, convive con el marido o pareja y con 20 años de relación, trabaja en el ámbito urbano, es enfermera base y el sustento económico familiar se da con ambos sueldos, y tiene dos personas dependientes (hijos y/o personas mayores). Datos que contrastan con el estudio de Vives-Cases et al23, que encontró a través de los datos obtenidos de la Encuesta Nacional de Salud de 2006 que gran parte de las mujeres que reconocieron estar en situación de malos tratos tienen estudios primarios o no tienen estudios, no tienen un trabajo remunerado, están casadas y no conviven con sus parejas, no tienen hijos y son españolas.

Hay otros estudios que también van en esa línea al indicar que la VCI se manifiesta con mayor probabilidad en mujeres con menor nivel educativo, mayor número de menores a su cargo y extranjeras24.

Es probable que, con la repercusión que está adquiriendo el tema, se estén conociendo más casos de violencia doméstica en todos los niveles socioeconómicos25.

Desde otra perspectiva encontramos que según la OMS (2005)26 la mayor autonomía de la mujer en el trabajo y nivel educativo amenaza la jerarquía tradicional de género; a la vez que otros estudios27, 28 indican que la ruptura de patrones tradicionales de género puede agravar la violencia para establecer la mencionada jerarquía.

Entre las profesionales que sufrieron maltrato, la presencia del psicológico (75,1%) fue predominante. Estos datos se ajustan con la literatura en el sentido de que las formas exclusivas de violencia física y sexual son más raras, en comparación con la violencia psicológica exclusiva16, 29, 30, 31.

Un estudio canadiense32, encontró que el 38% de las enfermeras ya habían sufrido algún tipo de VCI y que la violencia psicológica (26,9%) fue superior a la física (14,6%) y también a la sexual (8,1%). Se resaltó que la frecuencia de VCI entre las enfermeras estudiadas superó la vivencia de tal violencia entre mujeres canadienses de la población general (29%). Lo mismo ocurrió con las enfermeras de la muestra de Andalucía (33%) en relación con la población general de mujeres españolas (12% en 1999 o 9,6% en 2006)4.

Otro estudio realizado en Brasil con enfermeras paulistas presentó una frecuencia mayor para la violencia psicológica (45%)20.

La asociación de los tres tipos de violencia (psicológica, física y sexual) se constituye en una situación extremadamente grave y en el presente estudio fue encontrada en 15 enfermeras (7,3%).

Conclusiones

En las mujeres enfermeras de la muestra de Andalucía se constata la presencia de maltrato por compañero íntimo, las manifestaciones que predominan van referidas al aspecto psicológico, presentándose también las otras formas de maltrato descritas. Una vez constatada la existencia de esta realidad se ha iniciado la segunda parte del proyecto, con un abordaje cualitativo, a través de entrevistas en profundidad a mujeres enfermeras afectadas, que tiene como objetivos: conocer cómo la mujer enfermera andaluza que sufre en su persona violencia de género afronta la atención a mujeres que sufren su mismo problema y conocer qué aspectos identifica como violencia de género en el desarrollo de sus funciones.

Lo conocido sobre el tema

  • La violencia doméstica es uno de los problemas que afectan a las mujeres y que ha alcanzado cotas muy elevadas en las últimas décadas.

  • La violencia contra la mujer (VCM) perpetrada por el compañero íntimo es un fenómeno complejo.

  • Se considera como un problema de Salud Pública no solo por las consecuencias sobre la salud de la mujer, sino también porque los servicios sanitarios son los lugares donde más frecuentemente acuden las mujeres en esta situación.

Qué aporta este estudio

  • Se obtienen datos sobre violencia de género, por compañero íntimo, en mujeres enfermeras en España.

  • Se constata, en mujeres enfermeras de Andalucía con vida profesional activa, la presencia de maltrato por compañero íntimo.

  • Las manifestaciones de maltrato que predominan se refieren al aspecto psicológico, presentándose también las otras formas de maltrato descritas.

  • Se observa una prevalencia de maltrato alta en mujeres enfermeras, en comparación con la observada en mujeres de la población general; y coincidente con la existente en otros países, culturalmente muy diferentes.

Financiación

Este trabajo ha sido financiado por la Junta de Andalucía (PI-0109/2008).

Conflicto de intereses

Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.

Agradecimientos

A todas las mujeres enfermeras que de forma anónima han colaborado en este trabajo y a la Junta de Andalucia.

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