Sr. Editor:
La carta del Dr. Sánchez-Muñoz viene a complementar de forma excelente a la editorial sobre los excesos del cuidado hospitalario1. Si la editorial se centraba en la exageración en la atención hospitalaria, con la generalización de prácticas de bajo valor para el cuidado, en su carta, el Dr. Sánchez-Muñoz ahonda en el anverso de la moneda, todas aquellas prácticas que no están implementadas en la mayoría de nuestros centros pese a haber demostrado que mejoran la calidad de la atención y los resultados en salud de nuestros pacientes. Si por un lado hay un exceso de limitaciones (dieta, reposo), profilaxis o instrumentalización de vías, por otro existe un defecto a la hora de poner «en marcha» a los pacientes, asegurar su descanso nocturno o fomentar una nutrición más completa de acuerdo con las características de cada uno.
Son muchos los factores que influyen en el sobreuso de determinadas prácticas de cuidado. Por destacar alguno de ellos señalo tres áreas2: a) la estructura del cuidado, donde muchas veces se potencia el hacer o donde el miedo a la judicialización de supuestas mala praxis o la influencia de la industria farmacéutica son a veces excesivas, b) la formación, que es insuficiente, faltando la actualización continua de los profesionales en cuidados, siempre postergado a la actualización en los tratamientos médicos o el diagnóstico. Además, se debe resaltar la baja evidencia existente para algunas prácticas de cuidado, c) la presión cultural, ya que sigue imperando la idea de que cuanto más se haga, mejor resultado se obtiene.
También son muchos los factores que influyen en la falta de implementación de prácticas proactivas dirigidas a movilizar a nuestros pacientes, facilitarles el descanso o asegurar su nutrición. En este caso destaca la estructura de los servicios, la falta de profesionales dedicados a estas labores o la resistencia al cambio como los factores implicados en la infrautilización de estas herramientas de cuidado3.
Lo que sin duda es común para todas ellas es la necesidad de un abordaje multidisciplinar y coordinado entre los distintos profesionales de la salud que atendemos a los pacientes (auxiliares, fisioterapeutas, enfermería, médicos), y parece que esta «asignatura» es la que seguimos dejando para el mes septiembre, todos los años.
Los tiempos que nos ha tocado vivir con la pandemia de la COVID-19, han puesto aún más en evidencia las carencias del sistema en relación con el cuidado. Como ejemplo, en esta referencia se hace una valoración de la disminución de las discusiones al final de la vida entre el paciente y sus profesionales sanitarios antes y durante la pandemia4. Es la oportunidad perfecta para reconstruirnos redireccionando la atención, no solo al tratamiento de la enfermedad, sino también a la mejor atención, centrada en el propio paciente, incluyendo en lo posible la recuperación de su calidad de vida.
Conflicto de intereses
Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.
Bibliografía
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- 4.Peter S., Jonas B., Lisa M., Staffan L. Dying from Covid-19: Loneliness, end-of-life discussions and support for patients and their families in nursing homes and hospitals. A national register study. J Pain Symptom Manage. 2020 doi: 10.1016/j.jpainsymman.2020.07.020. S0885-3924:30630-8. [DOI] [PMC free article] [PubMed] [Google Scholar]
