Desde el brote inicial en China, la infección por SARS-CoV-2 se ha propagado a nivel mundial, lo que llevó a la Organización Mundial de la Salud a declarar la enfermedad, ahora llamada COVID-19, una pandemia el 11 de marzo de 2020. En el contexto de la enfermedad inflamatoria intestinal (EII), muchos pacientes usan tratamientos con fármacos inmunomoduladores, terapia biológica o moléculas pequeñas. Sin embargo, estas terapias, sumado a la desnutrición presente en algunos pacientes, pueden afectar el sistema inmune aumentando el riesgo de infecciones. No obstante, 2 revisiones sistemáticas recientemente han demostrado que pacientes con EII no parecen tener mayor riesgo de infección por SARS-CoV-2 que la población general y que en caso de COVID-19, el tratamiento con inmunomoduladores, biológicos o moléculas pequeñas no se asociaría con un peor pronóstico1, 2. A pesar de la progresiva información proveniente de Asía, Europa y Norteamérica sobre COVID-19 en pacientes con EII, los datos procedentes de Latinoamérica son limitados. Nuestro objetivo fue caracterizar a los pacientes con EII que presentaron COVID-19 y determinar el curso de la EII al mes de la infección por SARS-CoV-2.
Se realizó un estudio observacional, transversal y analítico. De 1.432 pacientes en seguimiento en el Programa EII, se identificaron los casos de COVID-19 diagnosticados por PCR SARS-CoV-2 (hisopado nasofaríngeo) por consulta espontánea del paciente o encuesta vía mail. Los datos fueron obtenidos desde la ficha clínica y mediante entrevista telefónica. Entre el 01 de marzo y el 31 de agosto, 32 pacientes fueron diagnosticados con COVID-19. La mediana de edad fue de 32 años, el 56% mujeres. Diez pacientes (31%) estaban en tratamiento de mantenimiento con inmunomodulador o biológico, 4 de ellos en terapia combinada. Los síntomas más frecuentes durante la COVID-19 fueron cefalea (66%), mialgias (63%) y fiebre (50%). Cuatro pacientes requirieron hospitalización, ninguno en tratamiento inmunomodulador y/o biológico. Siete pacientes suspendieron su tratamiento durante la infección y 2 presentaron reactivación de su EII durante el mes de seguimiento post-COVID-19 a pesar de no haber modificado su tratamiento (tabla 1 ).
Tabla 1.
Datos generales al momento de la infección | N.° (%) |
---|---|
Edad; (mediana:rango) | 32 (18-69) |
Género | |
Mujer | 18 (56) |
Varón | 14 (44) |
Comorbilidad | |
Hipertensión arterial | 4 (13) |
Obesidad | 3 (9) |
Diabetes mellitus | 1 (3) |
Cuarentena en el hogar | |
Paciente y familia mantienen cuarentena en el hogar | 8 (25) |
Paciente mantiene cuarentena, pero familiar sale del hogar | 11 (34) |
Paciente sale del hogar | 13 (41) |
Información EII al momento de la infección | N.° (%) |
---|---|
Tipo de EII | |
Colitis ulcerosa | 18 (56) |
Enfermedad de Crohn | 14 (44) |
Actividad de la EII | |
Remisión | 31 (97) |
Activa | 1 (3) |
Tratamiento EII | |
Mesalazina | 15 (47) |
Budesonida | 2 (6) |
Inmunomoduladores | |
Tiopurínicos | 6 (19) |
Metotrexato | 1 (3) |
Terapia biológica | |
Infliximab | 1 (3) |
Adalimumab | 4 (13) |
Ustekinumab | 1 (3) |
Sin tratamiento | 2 (6) |
Información durante la infección COVID-19 | N.° (%) |
---|---|
Síntomas COVID-19 | |
Síntomas generales | |
Cefalea | 21 (66) |
Mialgias | 20 (63) |
Fiebre | 16 (50) |
Ageusia | 13 (41) |
Anosmia | 10 (31) |
Fatiga | 7 (22) |
Síntomas respiratorios | |
Tos | 15 (47) |
Disnea | 6 (19) |
Síntomas digestivos | |
Diarrea | 7 (22) |
Dolor abdominal | 5 (16) |
Náuseas/vómitos | 1 (3) |
Hospitalización | |
Cuidados básicos | 2 (6) |
Cuidados intermediosa | 2 (6) |
Tratamiento COVID-19 | |
Sin tratamiento | 26 (81) |
Azitromicina | 4 (13) |
Esteroides | 2 (6) |
Conducta equipo médico tratamiento EII | |
Sin cambios | 26 (81) |
Suspender inmunomodulador | 2 (6) |
Suspensión tratamiento combo | 3 (9) |
Suspensión terapia biológica | 1 (3) |
Mortalidad por COVID-19 | 0 (0) |
Evolución EII al mes post-COVID-19 | N.° (%) |
---|---|
Actividad clínica EII | |
Remisión | 30 (94) |
Brote | 2 (6) |
EII: enfermedad inflamatoria intestinal.
Cuidados intermedios: paciente que requiere manejo con oxígeno por cánula nasal de alto flujo o ventilación mecánica no invasiva y/o su condición requiere una monitorización continua.
Aunque los datos epidemiológicos son insuficientes para llegar a una conclusión con respecto a la incidencia de COVID-19 en pacientes chilenos con EII, nuestros resultados muestran que los pacientes con EII no tendrían un mayor riesgo de COVID-19 en comparación con la población general, confirmando lo señalado en otros estudios2.
La edad de los pacientes, la presencia de comorbilidades, la actividad de la enfermedad y el tratamiento con esteroides son factores importantes al momento de definir los grupos de riesgo en pacientes con EII y COVID-19. En nuestro estudio, la edad joven de los pacientes con EII, la baja frecuencia de hipertensión arterial, diabetes mellitus y otras enfermedades cardiovasculares y el alto porcentaje de pacientes en remisión clínica al momento de la infección por SARS-CoV-2 podría estar asociado al menor riesgo de COVID-19 grave, confirmando lo descrito por otros autores1.
Es importante mencionar que aproximadamente el 30% de nuestros pacientes estaba en tratamiento de mantenimiento con inmunomoduladores/biológicos, ninguno de los cuales necesitó hospitalización, confirmando la evolución favorable de estos pacientes y la necesidad de mantener estas estrategias terapéuticas tal como ha sido sugerido por distintas sociedades3.
Tal como ha sido reportado por otros grupos2, cerca del 20% de nuestros pacientes presentó diarrea durante la evolución del COVID-19. La diarrea puede mal interpretarse como un brote de EII, lo que puede inducir a un tratamiento inadecuado con corticoides, contribuyendo a la gravedad del COVID-19. Por lo tanto, la posibilidad de infección por SARS-CoV-2 debe ser considerada en todo paciente con EII que presente este síntoma, especialmente si se evalúa modificar la terapia de la EII4. Esta estrategia no solo permitiría entregar un adecuado enfrentamiento terapéutico sino además disminuiría el riesgo de propagación de la infección.
Finalmente, nuestros resultados muestran que la infección por SARS-CoV-2 no parece relacionarse con brotes de EII, solo 2 pacientes presentaron síntomas de actividad un mes después de la infección, confirmando lo publicado por otros5.
Nuestros resultados confirman que los pacientes con EII no parecen tener un mayor riesgo de COVID-19 grave. En caso de infección SARS-CoV-2, el tratamiento con inmunomoduladores y/o biológicos no se relacionaría con un peor pronóstico. Este último punto es fundamental si el objetivo es lograr una adecuada adherencia al tratamiento durante este período de pandemia.
Bibliografía
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