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. 2020 Mar 3;53(1):27–35. [Article in Spanish] doi: 10.1016/j.aprim.2019.12.001

Calidad de la dieta en mayores de 65 años y factores socioeconómicos relacionados

Diet quality in a population aged over 65 and related socioeconomic factors

Ana Pilar Martínez Valero a,c, Elisa Amo-Saus b,, Isabel Pardo-García a,b, Francisco Escribano-Sotos a,b
PMCID: PMC7752958  PMID: 32143973

Abstract

Introducción

El consumo de ciertos alimentos y los hábitos saludables se relacionan con padecer o prevenir algunas enfermedades crónicas. Estos alimentos suelen estar recogidos en pirámides de alimentación, como las de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria. Una manera de analizar la calidad de la dieta es mediante índices que valoran la frecuencia de consumo de los diferentes alimentos.

Objetivo

Analizar la calidad de la dieta en la población española mayor de 65 años mediante el índice de alimentación saludable y determinar cómo afectan los factores sociodemográficos al resultado final de la misma.

Diseño

Se realizó un estudio transversal y descriptivo de la dieta de la población española mayor de 65 años en sus hogares a partir del índice de alimentación saludable, utilizando como información la Encuesta Europea de Salud en España de 2014. Mediante un análisis de regresión lineal múltiple se determinaron los factores socioeconómicos relacionados con la calidad de la dieta.

Resultados

El 89,6% de la población en estudio necesita cambios en la dieta, y tan solo un 8,2% sigue una dieta saludable. Padecer enfermedades crónicas, tener sobrepeso y realizar actividad física de forma ocasional se asocian con una mejor puntuación en el índice de alimentación saludable.

Conclusión

La mayor parte de la población de 65 o más años necesita realizar cambios en sus patrones alimentarios. Las personas con riesgos potenciales para la salud son las que cuidan más su alimentación. Estos resultados confirman la necesidad de promover pautas de alimentación saludable en la población sana.

Palabras clave: Dieta saludable, Estado nutricional, Ancianos, Factores socioeconómicos

Introducción

La investigación ha demostrado que una dieta equilibrada y saludable desempeña un papel fundamental para mantener una buena salud a lo largo de la vida. Un estado nutricional deficiente se relaciona, entre otros aspectos, con un incremento de las estancias hospitalarias, un mayor número de visitas a atención primaria o el retraso en la cicatrización de las heridas, lo que provoca un aumento del gasto sanitario1, mientras que una dieta saludable se relaciona con un menor riesgo de morbimortalidad2.

Además, hay evidencias científicas que relacionan el consumo de ciertos alimentos con el riesgo de proteger o padecer algunas enfermedades, información que se utiliza a la hora de elaborar las guías de pautas de alimentación3. La Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC) ha diseñado una pirámide de alimentación con unas recomendaciones de hábitos saludables y de consumo de alimentos. En la base de esta pirámide se incluye la realización de actividad física, el consumo de agua y las habilidades culinarias; en el nivel intermedio, los alimentos de consumo diario y semanal, y en la cúspide, los alimentos de consumo moderado4.

Las personas mayores son un grupo de población especialmente vulnerable, de ahí que la calidad de la dieta y la nutrición sean factores importantes en el mantenimiento de su salud. Una dieta poco saludable en el anciano puede producir desnutrición, la cual afecta a la calidad de vida. Un estado nutricional deficiente se relaciona con aumento de las enfermedades crónicas, estancias hospitalarias más prolongadas y aumento de las visitas a atención primaria con el consiguiente incremento en el consumo de recursos sanitarios1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9.

Para valorar la alimentación en el anciano se utilizan indicadores o índices de calidad de la dieta. Existen varios tipos de índices: los predeterminados, que se basan en guías nutricionales; otros que tienen su base en nutrientes o en grupos de alimentos, y los que son combinados de estos dos5. Estos índices suelen ir acompañados de recomendaciones nutricionales para favorecer la adherencia a una dieta saludable.

Los principales índices de calidad de la dieta, de los que han derivado otros muchos existentes en la literatura sobre el tema, son: Healty Eating Index (HEI), Healthy Diet Indicator (HDI), The Diet Quality Index (DQI) y Mediterranean Diet Score (MDS). El HEI es un índice norteamericano desarrollado por The Dietary Guidelines for American6. Su última versión es de 2010 y valora a la población en general utilizando grupos de alimentos muy amplios y sin considerar la variedad de la dieta como indicador de patrón de alimentación saludable. El HDI, basado en las recomendaciones de la Organización Mundial de la salud (OMS), considera para su diseño los hábitos de alimentación de Estados Unidos, que no tienen por qué coincidir con otras zonas geográficas. Además, para su cálculo utiliza variables que no suelen estar incluidas en las encuestas de frecuencia de alimentos (ácidos grasos saturados, monoinsaturados, colesterol, proteína…)2. El DQI mide la ingesta dietética general relacionada con las principales enfermedades crónicas y con la dieta en Estados Unidos7. La adaptación de este índice a la población brasileña mayor de 65 años constituyó el Diet Quality Index-Elderly (DQI-E), cuyo patrón de consumo de alimentos es diferente al de la población española8. El MDS es un índice desarrollado para valorar la calidad de la dieta mediterránea a partir de diferentes variables, entre ellas, consumo de ácidos grasos monoinsaturados o consumo de bebidas alcohólicas, los cuales no se recogen en las encuestas de frecuencia de alimentos. Otros índices utilizados para valorar la calidad de la dieta han sido adaptaciones de estos cuatro. Así, The Mediterranan Style Dietary Pattern Score (MSDPS) y The Mediterranean Diet Quality Index (MDQI) fueron desarrollados basándose en el MDS. El EDI, a pesar de no ser una modificación del MDS, también valora la dieta mediterránea, en este caso en la población anciana. Estos tres últimos podrían ser considerados para nuestro estudio, pero al igual que el MDS, algunas variables necesarias para calcular dichos índices no están recogidas en las encuestas de frecuencia de consumo de alimentos (cereales integrales, aceite de oliva y bebidas alcohólicas)9, de ahí que se hayan rechazado. Finalmente, el índice de alimentación saludable para la población española (IASE) se creó como una modificación del HEI americano incluyendo las recomendaciones de la SENC, es decir, las pautas de alimentación española. Este índice utiliza una escala compuesta por 12 grupos de alimentos, en los que no incluye micronutrientes, aceite de oliva ni bebidas alcohólicas, y valora la calidad de la dieta incluyendo la variedad de la misma, lo que permite describir los patrones alimentarios en la población española10, 11. Por ello, se ha considerado que el mejor índice para valorar la dieta en la población anciana española es el IASE.

Por otro lado, la literatura señala factores socioeconómicos que afectan a la calidad de la dieta, como la edad, el sexo, el nivel de estudios, si padecen o no enfermedades crónicas o la actividad física que realizan12, 13. La relación entre estos factores y la dieta se acentúa en los ancianos, ya que estos son un grupo de población frágil y vulnerable. Actividades como hacer la compra, habilidades para cocinar los alimentos, la soledad y los problemas de disfagia, la dificultad para la digestión y para masticar, llevan a que las personas ancianas elijan unos alimentos u otros, determinando de esta manera la calidad de su dieta1. Otro motivo que condiciona los patrones alimentarios en el anciano es el nivel de renta. En España la media de los ingresos de las personas mayores de 65 años es de 12.528 € anuales14, y este medio-bajo poder adquisitivo supone una mayor dificultad para llegar a fin de mes y poder adquirir los alimentos necesarios para una dieta saludable y equilibrada15.

El objetivo de este estudio es analizar la calidad de la dieta en la población española mayor de 65 años mediante el IASE y determinar cómo afectan los factores socioeconómicos al resultado final de la misma.

Población y métodos

Se realizó un estudio transversal y descriptivo de la dieta de la población española mayor de 65 años en sus hogares. Se utilizó como fuente de datos la Encuesta Europea de Salud en España de 2014 (EESE), realizada entre enero de 2014 y febrero de 2015.

La EESE forma parte de la European Health Interview Survey (EHIS). Es una investigación de periodicidad quinquenal que recoge información sanitaria de la población española mediante un cuestionario europeo común. Esta encuesta fue adaptada por el Instituto Nacional de Estadística y el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad para permitir comparar datos con la Encuesta Nacional de Salud. La información recogida permite evaluar las intervenciones en salud, tanto europeas como nacionales. El cuestionario utilizado en dicha encuesta consta de 4 módulos: sociodemográfico, estado de salud, asistencia sanitaria y determinantes de la salud. La población objeto de estudio fue el conjunto de personas de 15 y más años residentes en hogares, por lo que no están incluidas las personas institucionalizadas. Su ámbito geográfico fue todo el territorio nacional. Se utilizó un muestreo trietápico con estratificación, lo que supuso una muestra de 22.842 personas.

De dicha muestra, para este trabajo, únicamente fueron incluidas las personas mayores de 65 años. Así mismo, dentro de esta selección fueron excluidos los que respondieron «no sabe» o «no contesta» a alguna de las siguientes cuestiones: estado civil (6 encuestados), actividad física en el tiempo libre (13 encuestados), enfermedad crónica (2 encuestados), índice de masa corporal (IMC) (430 encuestados) y en las cuestiones de alimentos (66 encuestados), resultando una muestra final de 6.003 ancianos.

Con el fin de analizar los factores socioeconómicos que influyen en la calidad de la dieta, se seleccionaron de la EESE las variables: edad, sexo, estado civil, nivel de estudios, actividad física que realizan las personas mayores en el tiempo libre, si padecen o no alguna enfermedad crónica y el IMC.

Para valorar la calidad de la dieta se utilizó el índice de alimentación saludable para la población española (tabla 1).

Tabla 1.

Índice alimentación saludable para la población Española

Variables Criterios para puntuación máxima de 10 Criterios para puntuación de 7,5 Criterios para puntuación de 5 Criterios para puntuación de 2,5 Criterios para puntuación mínima de 0
Consumo diario
 Cereales y derivados Consumo diario 3 o más veces a la semana 1 o 2 veces a la semana Menos de una vez a la semana Nunca o casi nunca
 Verduras y hortalizas Consumo diario 3 o más veces a la semana 1 o 2 veces a la semana Menos de una vez a la semana Nunca o casi nunca
 Frutas Consumo diario 3 o más veces a la semana 1 o 2 veces a la semana Menos de una vez a la semana Nunca o casi nunca
 Leche y derivados Consumo diario 3 o más veces a la semana 1 o 2 veces a la semana Menos de una vez a la semana Nunca o casi nunca



Consumo semanal
 Carnes 1 o 2 veces a la semana 3 o más veces a la semana Menos de una vez a la semana Consumo diario Nunca o casi nunca
 Legumbres 1 o 2 veces a la semana 3 o más veces a la semana Menos de una vez a la semana Consumo diario Nunca o casi nunca



Consumo ocasional
 Embutidos y fiambres Nunca o casi nunca Menos de una vez a la semana 1 o 2 veces a la semana 3 o más veces a la semana Consumo diario
 Dulces Nunca o casi nunca Menos de una vez a la semana 1 o 2 veces a la semana 3 o más veces a la semana Consumo diario
 Refrescos con azúcar Nunca o casi nunca Menos de una vez a la semana 1 o 2 veces a la semana 3 o más veces a la semana Consumo diario
 Variedad 2 puntos si cumple cada una de las recomendaciones diarias, 1 punto si cumple cada una de las recomendaciones semanales

Fuente: Norte Navarro et al.11.

Para aplicar el IASE se codificaron las variables de la encuesta europea. Las variables de alimentos del EESE «pasta, arroz, patatas, pan y cereales» fueron agrupadas en «cereales y derivados»; las variables «carne, huevos y pescados», en «carnes», y el resto de las variables se mantuvieron igual. En cuanto a las variables de frecuencia de alimentos: «uno o más veces al día» se codificó como «consumo diario»; de «4 a 6 veces a la semana» y «3 veces a la semana» se codificó como «3 o más veces a la semana», y «no sabe y no contesta» fueron eliminados del estudio. Las variables «una o 2 veces a la semana», «menos de una vez a la semana» y «nunca» se mantuvieron igual (tabla 2).

Tabla 2.

Codificación de variables para el cálculo de IASE

IASE EESE
Alimentos
 Fruta Fruta
 Verduras Verdura
 Cereales y derivados Pasta, arroz y patatas + pan y cereales
 Leche y derivados Lácteos
 Carne Carne + huevos + pescado
 Legumbres Legumbres
 Embutidos y fiambres Embutidos y fiambres
 Dulces Dulces
 Refrescos Refrescos



Frecuencia de consumo
 Consumo diario 1 o más veces al día
 3 o más veces a la semana De 4 a 6 veces a la semana + 3 veces a la semana
 1 a 2 veces a la semana 1 a 2 veces a la semana
 Menos de una vez a la semana Menos de una vez a la semana
 Nunca Nunca

Fuente: elaboración propia a partir de Norte Navarro et al.11.

Las personas fueron clasificadas según la calidad de la dieta en el IASE como: > 80 puntos «saludable», entre 50-80 puntos «necesita cambios» y < 50 puntos «poco saludable».

El análisis estadístico se realizó utilizando el software estadístico SPSS V24 y RStudio.

Para determinar la asociación entre las variables y la puntuación en el IASE se realizó un análisis de regresión lineal múltiple. La variable dependiente fue la puntuación en el IASE y las variables independientes fueron el sexo, la edad, el IMC, padecer enfermedades crónicas, el estado civil, la realización de actividad física en el tiempo libre y el nivel de estudios.

La fuerza de asociación se muestra con el estadístico p, considerándose nivel de significación estadística cuando p < 0,05.

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Esquema general del estudio.

Resultados

En la tabla 3 se exponen las características sociodemográficas de las personas incluidas en el estudio. La muestra seleccionada fue de 6.003 ancianos (2.419 hombres y 3.584 mujeres). Atendiendo a la edad de los encuestados, el 26,1% tenían entre 65 y 69 años; el 21,9%, entre 70 y 74 años; el 18,7%, entre 75 y 79 años, y el 33,3% restante eran mayores de 80 años. En cuanto al estado civil, el 8,6% de las personas estaban solteras, el 49,6% casadas, el 38,3% viudas, el 1,7% separadas y el 1,8% divorciadas. Los encuestados sin nivel de estudios básicos representaban el 33,8% de la muestra, el 49,6% tenían estudios básicos completos, el 8,6% tenían estudios medios y el 7,9% habían cursado estudios universitarios. De las personas que realizaban actividad física en su tiempo libre, el 11% lo hacían varias veces por semana, el 12% varias veces al mes y el 77% realizaban actividad física ocasionalmente. Padecían enfermedad crónica el 65,2% de las personas de la muestra y no padecían el 34,8%. Teniendo en cuenta el IMC, presentaban un peso insuficiente el 1,7% de los encuestados; normopeso el 43,3%, sobrepeso el 37,2% y obesidad el 17,8%.

Tabla 3.

Características sociodemográficas de la muestra estudiada

Variable Frecuencias %
Sexo
 Hombre 2.419 40,3%
 Mujer 3.584 59,7%



Edad por franjas
 65-69 1.567 26,1%
 70-74 1.316 21,9%
 75-79 1.121 18,7%
 > 80 1.999 33,3%



Estado civil
 Soltero/a 516 8,6%
 Casado/a 2.980 49,6%
 Viudo/a 2.299 38,3%
 Separado/a 102 1,7%
 Divorciado/a 106 1,8%



Estudios
 Sin estudios básicos 2.030 33,8%
 Básicos 2.980 49,6%
 Medios 518 8,6%
 Universitarios 475 7,9%



Actividad física en su tiempo libre
 Ocasional o nula 4.620 77%
 Varias veces al mes 722 12%
 Varias veces por semana 661 11%



Presentan enfermedades crónicas
 Sí 3.912 65,2%
 No 2.091 34,8%



IMC
 Peso insuficiente 103 1,7%
 Normopeso 2.601 43,3%
 Sobrepeso 2.231 37,2%
 Obesidad 1.068 17,8%

Fuente: elaboración propia.

La tabla 4 muestra el porcentaje de personas que cumplen las recomendaciones del SENC para el consumo de los grupos de alimentos. A diario consumieron: fruta el 81,3% de la muestra; pasta, pan y patatas el 10,2%; pan y cereales el 85,9%; verduras el 44,6%; lácteos el 84,4%, y zumos naturales el 14,1%. Varias veces a la semana consumieron: carne, huevos y pescado el 18,5% y legumbres el 18,0%. Y de manera ocasional consumieron: embutidos el 21,0%; dulces el 16,6%; refrescos el 21,6%; comida rápida el 28,3%, y comida de picoteos el 29,6%.

Tabla 4.

Total y porcentaje de personas que cumplen las recomendaciones del SENC por grupos de alimentos

Alimento Total %
Fruta 5.303 81,3
Pasta, arroz y patatas 663 10,2
Pan y cereales 5.601 85,9
Verduras 2.909 44,6
Lácteos 5.500 84,4
Zumos naturales 922 14,1
Carne, huevos y pescado 1.109 18,5
Legumbres 1.171 18,0
Embutidos 1.368 21,0
Dulces 1.278 16,6
Refrescos 1.409 21,6
Comida rápida 1.842 28,3
Picoteo 1.932 29,6

Fuente: elaboración propia.

Los resultados del IASE muestran que, de la población en el estudio, el 2,2% presentan una dieta poco saludable, el 89,6% necesitan realizar cambios en la dieta y tan solo el 8,2% siguen una dieta saludable (tabla 5).

Tabla 5.

IASE

Variable Frecuencia %
Poco saludable 132 2,2
Necesita cambios 5.380 89,6
Saludable 491 8,2
Total 6.003 100,0

Fuente: elaboración propia.

El análisis de la regresión lineal múltiple realizado indica que padecer sobrepeso (β = 0,866) respecto a ser normopeso, padecer enfermedades crónicas (β = 2,769) y realizar actividad física de forma ocasional (β = 1,126) respecto a la categoría de referencia se asocian con una mejor puntuación en el IASE. Por otro lado, ser infrapeso (β = −1,690) está asociado a una menor puntuación en el IASE respecto a ser normopeso. El resto de las variables no mostraron asociación significativa con la puntuación en el IASE (tabla 6)

Tabla 6.

Regresión lineal para el IASE

Variables Coeficientes beta Intervalo de confianza p
Sexo 0,008 (0,462; 0,478) 0,974
Edad
 65-69 años (ref.)
 70-74 años 0,214 (0,420; 0,820) 0,610
 75-79 0,295 (0,169; 1,155) 0,638
 > 80 0,248 (0,637; 0,577) 0,349



Índice de masa corporal
 Normopeso (ref.)
 Infrapeso 1,690 (3,343; 0,037) 0,045
 Sobrepeso 0,866 (0,388; 1,345) < 0,001
 Obesidad 0,562 (0,049; 1,174) 0,071



Enfermedades crónicas
Estado civil
2,769 (2,310; 3,228) < 0,001
 Viudo (ref.)
 Solteros 0,214 (0,611; 1,040) 0,610
 Separados/divorciados 0,295 (1,528; 0,937) 0,638
 Casados 0,248 (0,767; 0,271) 0,349



Actividad física en tiempo libre
 No practica (ref.)
 Ocasional 1,126 (0,640; 1,613) < 0,001
 Varias veces al mes 0,350 (0,364; 1,064) 0,334
 Varias veces a la semana 0,615 (0,124; 1,353) 0,103



Nivel de estudios
 Sin estudios (ref.)
 Estudios básicos 0,177 (0,664; 0,309) 0,475
 Estudios medios 0,326 (1,164; 0,511) 0,445
 Estudios universitarios 0,276 (0,591; 1,144) 0,533

p < 0,005.

Fuente: elaboración propia.

Discusión

El análisis de la calidad de la dieta en mayores de 65 años en España reveló que la mayor parte de la población necesita realizar cambios en su dieta para tener una alimentación saludable; en concreto, el 89,6% de la población en estudio. Estos resultados muestran porcentajes superiores a otras investigaciones previas en España. Para la población mayor de 80 años, el 64,15% necesitaban cambios10; sin embargo, cuando se considera el conjunto de la población, las cifras ascienden al 70%11. En el contexto internacional los resultados para Estados Unidos reflejan que el 68% de la población mayor de 60 años necesita realizar cambios en la dieta, un valor inferior al de este estudio.

Por el contrario, el porcentaje de personas mayores que presentaban una dieta saludable es bajo. En nuestro trabajo, solo el 8,2% siguen una dieta adecuada, resultados que se asemejan a los de otros estudios previos. En Francia, este porcentaje para población mayor de 60 años es del 9,2%16, y en Estados Unidos, cuando se considera el conjunto de la población, el porcentaje se eleva hasta el 17%12. Estos resultados contrastan con una investigación realizada en España para población mayor de 80 años, que reflejó que el 35,84% tenían una dieta saludable10.

De la misma manera, tan solo el 2,2% de los encuestados seguían una dieta poco saludable. Este resultado es similar al observado en Estados Unidos para mayores de 65 años, donde el 2% presentan una dieta poco saludable utilizando el HEI-200517. Cuando la cohorte de edad se amplía a mayores de 60 años, el porcentaje de personas que siguen una dieta poco saludable se eleva hasta el 14%12.

Las cifras sobre frecuencia de consumo de alimentos para la población mayor de 65 años reflejaron un consumo adecuado para frutas (81,3%), pan y cereales (85,9%) y lácteos (84,4%); en todos los casos, más del 80% de la población seguía las recomendaciones para estos grupos de alimentos, resultados similares a otro estudio en España, donde el 95% de la población cumplía las recomendaciones para el consumo de frutas, el 86% para cereales y el 89% para lácteos10. También en España, otro estudio mostró que diariamente el 91,1% de la población consumía lácteos y el 72% frutas; sin embargo, solo el 19,3% consumían cereales con la frecuencia recomendada, un resultado diferente al de nuestro estudio11. En un estudio estadounidense no se cumplieron las recomendaciones de fruta, y solo el 17% las consumió18. Igualmente en Estados Unidos, otros dos estudios mostraron el incumplimiento de las recomendaciones diarias para el consumo de fruta, pero también de cereales y de lácteos12, 19.

En este estudio las recomendaciones de consumo de verduras se cumplieron solo en el 44,6% de los encuestados, un resultado bajo y similar a otro estudio en España, donde el 45,1% sí las cumplió11. En Estados Unidos este porcentaje en el consumo de verduras se reduce al 32%12.

Estudios en otros países difieren de estos resultados. En Brasil, el consumo de verduras, lácteos, frutas y cereales es bajo, entre otras razones, por el alto precio de estos alimentos8. Un estudio en China cuantificó en un 90% la población que no cumplía con las recomendaciones del consumo de leche, debido también a su alto coste20.

En los alimentos de consumo semanal, tales como carne, huevos y pescado, los resultados reflejaron que solo el 18,5% cumplían las recomendaciones. Este resultado es superior a un estudio previo en España, que mostró que solo el 8,5% lo hacían adecuadamente11.

Por otro lado, también hay que considerar cuáles son los factores socioeconómicos que influyen en la calidad de la dieta. En nuestro estudio, tener una enfermedad crónica, un IMC de sobrepeso o realizar actividad física de forma ocasional aumentaban la puntuación del IASE y, por lo tanto, la calidad en la dieta. Por el contrario, tener infrapeso está inversamente relacionada con el IASE.

Un trabajo en España mostró, al igual que el nuestro, que tener una enfermedad crónica está relacionado con una mejor calidad de la dieta, lo que podría explicarse por el seguimiento que se realiza a la dieta de las personas con enfermedades crónicas21. Un trabajo en España mostró que la población necesita realizar cambios en su dieta, independientemente de su nivel de estudios. El porcentaje más bajo se presenta en el grupo de personas sin estudios, con el 62,2%.11. Otras investigaciones también relacionaron la práctica de la actividad física y una mejor calidad de la dieta mostrando que realizar actividad física de manera general aumentaba la puntuación en los índices que se utilizaban como referencia22, 23.

Como debilidad cabe señalar que la EESE utiliza como registro de ingesta la frecuencia de consumo de alimentos, siendo dicho método menos adecuado que el recordatorio de 24 horas, si se tiene en cuenta que las personas mayores pueden presentar sesgos de memoria. Tampoco se incluye en este estudio las personas institucionalizadas en residencias de ancianos, que pueden tener hábitos de alimentación diferentes.

Como fortaleza, podemos señalar que este estudio muestra que las personas mayores de 65 años con riesgos potenciales para su salud son las que más cuidan su alimentación, y este análisis podría realizarse para el resto de países europeos, obteniendo una visión global de sus pautas dietéticas y, de esta manera, establecer políticas de prevención.

Conclusiones

Los resultados obtenidos en este trabajo indican que la mayor parte de la población mayor de 65 años no sigue las pautas dietéticas recomendadas para mantener una buena salud y, por tanto, necesita cambios en sus patrones alimentarios. En este sentido, los profesionales sanitarios podrían realizar intervenciones dirigidas a fomentar la alimentación saludable.

Los factores socioeconómicos susceptibles de cambio deben tenerse en cuenta e incluirlos en el plan de cuidados de los pacientes que no siguen las recomendaciones de alimentación saludable.

Dado que el porcentaje de población anciana que necesita cambios en su dieta es elevado, convendría realizar controles más exhaustivos dentro de la atención primaria, aplicar intervenciones para el empoderamiento de su estado nutricional y fomentar la realización de actividad física moderada.

Para las personas que presentan buena adherencia a una dieta saludable, las intervenciones por parte de los profesionales sanitarios deberían dirigirse a mantener sus hábitos dietéticos y utilizar las visitas al equipo de atención primaria para detectar posibles factores de riesgo hacia una dieta menos saludable.

Lo conocido sobre el tema

  • Existen instrumentos diseñados para valorar la calidad de la dieta a partir de la frecuencia de consumo de alimentos.

  • La población anciana es un grupo especialmente vulnerable ante la desnutrición, y una buena valoración de sus hábitos alimentarios puede prevenirla.

  • Los costes sanitarios asociados a la desnutrición son elevados.

Qué aporta este estudio

  • El IASE es un índice adecuado para valorar la calidad de la dieta en la población anciana en España.

  • La mayor parte de la población mayor de 65 años en España necesita realizar cambios en su alimentación.

  • Las personas mayores que tienen sobrepeso, alguna enfermedad crónica y realizan actividad física de forma ocasional siguen una dieta más saludable.

Financiación

Este trabajo ha sido parcialmente financiado por el proyecto 2019-GRIN-27194, Ayuda para la financiación de Grupos de Investigación «Economía, alimentación y sociedad», 25/01/2019-31/12/2019.

Autoría

Todos los autores han participado en la concepción y el diseño del estudio, el análisis y la interpretación de los datos; en la redacción del borrador del artículo, así como en la aprobación definitiva de la versión que se presenta.

Conflicto de intereses

Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.

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